CREER O NO CREER, HE AHÍ EL DILEMA

(Recopilaciones diversas de individuos diversos. De gente real del mundo real. Algunos dan a conocer sus verdaderas identidades, otros la ocultan y a los más pavos los echamos al agua... onda sapeo)
apuntesinsanos@gmail.com

martes, 1 de julio de 2008

JULIO

De Julio decimos dos cosas. Uno que siempre está cuando lo llamamos. Otra de esas cosas es que no está cuando se le necesita.
Puede no resultar muy claro, pero no es un asunto para estarlo explicando aquí. Julio tiene su manera de hacer las cosas. Es un amigo como pocos. Una vez lo vimos en Talca. Andaba en un congreso no sé de que. Nosotros estábamos de inauguración, que bien sabemos que ese tipo de manifestaciones no nos va a llevar a nada bueno. Es de no creerlo. Si dijera lo que un día, se desarma el mundo y todos quienes creen que somos de los buenos y que nunca nada malo, se caerían de espaldas. Pero ese día no se dice. Mantendremos el secreto y repetiremos el hecho una y otra vez. Tantas veces como fuese necesario.
La cosa es que nuestro amigo estaba bastante ido ese día, por decirlo así. Lo encontramos en el terminal de buses. Parecía perdido en la ciudad y a cualquiera podría pasarle eso en una ciudad con calles de números. Estaba irreconocible y eso nos dio para pensar un segundo. Pensamos. Después de eso, luego que estábamos seguros que era él, le pedimos que nos diera un mapa. Un mapa carretero.
Nos separamos del andén a una hora indefinida. Sólo sé que había algo de sol, o es lo único que puedo decir para no delatar a nadie. O para no ser sorprendido. Hay comentarios que esto existe y han querido sorprenderme. Pero la carretera avanzaba, en estas líneas y las líneas de la carretera, que en este país suelen ser blancas y más arriba son amarillas, pasado de la Concordia. El movimiento de las ruedas nos hizo terrestres y el auxiliar del bus resultó ser del barrio. Nunca lo vimos por las calles de Chillancito, pero vivía ahí. A pocas cuadras del terminal Camilo Henríquez y a alguien se parecía, pero yo no quería darme cuenta. Nadie quiso, pero todos supimos quien era cuando dijo donde vivía. Era el hermano de ella, por lo que decidimos dejar más secreto el secreto y volver al mapa, al asunto de Julio y las obviedades de esta vida.
No se sabe como es que a veces, si se fijan bien, los mapas pueden perdernos más. Julio no tenía como función proveernos de mapas, pero ese día, como a las diez de la mañana, nos dio unas pistas y algunas clases acerca de lo que sí se debía hacer y lo que no se debía hacer. Se le cayó la billetera en el camino y alguien la recogió. Intentó abrirla y lo hizo. Encontramos las boletas de servicios prestados a la Municipalidad de Hualpén y yo dije que como podía ser tan para robarme esa idea a mí, pero no me enojé porque tenía una mejor. Un proyecto de proyectos, como suelo presentarlo. Mientras que el tipo se seguía haciendo amigo de nosotros, volvimos al mapa y la máquina se detuvo. El bus se detuvo un segundo. Hacerse amigo del auxiliar tenía la ventaja de monopolizar la música. Y dijo al final que su cuñado era dueño de algún local del Barrio Estación, mucho después de esa detención que fue por ahí por San Carlos.
Tampoco supe como ni me di cuenta que Julio se fue como mareando. Se puso verde y le dimos una bolsa. Lo dejamos tranquilo en el último asiento y eso a partir de la ventaja de ser amigo del auxiliar. A esas alturas no se sabía el motivo que nos tenía de cabeza analizando el mapa que para el resto de los pasajeros no tenía mucho sentido. Para nosotros tampoco, pero se sentía bien. Estábamos bien, tranquilos.
Pusieron una película a nuestra elección. Eran las ventajas de esto. Julio se durmió y le dejaron la billetera donde mismo. Aparte de las dos cosas que dije que se decían de él, hay que agregar una tercera: siempre estaba como al medio. Lo que no significa que fuera un tipo centrado. Mucho menos que nunca quedara mal con nadie. Pero sabíamos que con respecto a la hermana del auxiliar él no tuvo la culpa de nada. Ella tampoco. Concluimos que era una ventaja poder conseguir lo que necesitáramos en momentos de tensión.
Y aunque parezca que todo esto no tiene sentido, es sólo para saludarte aunque no lo leas nunca.
¡Bienvenido Julio!

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