CREER O NO CREER, HE AHÍ EL DILEMA

(Recopilaciones diversas de individuos diversos. De gente real del mundo real. Algunos dan a conocer sus verdaderas identidades, otros la ocultan y a los más pavos los echamos al agua... onda sapeo)
apuntesinsanos@gmail.com

domingo, 24 de junio de 2007

Verano

El mar de noche se confunde con el cielo. Todo es negro.

NO ES TAN CONFUSO

No tenía ganas de tocarla. Sólo la miraba. No sé si estaba dormida o si se estaba haciendo, pero no importaba. Los ojos se le movían bajo los párpados. De izquierda a derecha y de derecha a allá. Sonó el celular y se despertó de mentira. Dijo algo y yo no dije nada. Puse palabras en su boca que ella usaría cuando hicieran falta, pero no hice ningún ruido.
Desperté solo.
Desperté tenso.

NIÑOS MALOS

Los Guerreros del Norte parecían una barra brava y nosotros nos creíamos malos. Íbamos al estadio y gritábamos. Tirábamos papelitos y gritábamos los goles. Y cantábamos las canciones que les copiábamos a otras barras más grandes y yo me quedaba mirando a un subnormal que tocaba el bombo. El loco la llevaba. Habían otros que tocaban unas cornetas de plástico que sonaban feo. Hacíamos la ola. Les decíamos atrocidades a las minas y al árbitro y a los pacos y el saco de papelitos picados cada vez se hacía más flaco. También le llevaba bengalas y extintores con color.
Los clásicos del CDA v/s CDI eran clásicos. Ellos eran huecos y nosotros éramos llamos. El arco sur del Carlos Dittborn tenía olor a estadio, pero era nuestro. Yo no sabía que hacía ahí, si nunca me gustó mucho el fútbol, y saltaba porque el que no salta es hueco. Los goles eran sin repetición.
Nos metíamos con los socios del club, porque cada socio tenía derecho a entrar con un niño, pero un día con mi hermano hicimos una operación comando: saltamos el muro. Y corrimos como si escapáramos de Sobibor hasta que nos pilló un paco.
—¿Qué edad tienen?
—11...
—¿Dónde viven?
—...
Estábamos en estado de shock. Seguro nos metían a la cárcel. El paco se cagó de la risa, nos miró y dijo "esfúmense".
Era un maldito. Acababa de burlar la ley. Entramos a ese partido y nunca más volví al estadio. Nunca le hablé a mi madre de eso y nunca toqué el bombo.
OSVALDO H.

domingo, 17 de junio de 2007

NORMALIDADES

No lo digo yo. Lo único normal es la Quinta. La Quinta Normal. No entendía el chiste pero un día le puse atención. Y poniéndole atención a las cosas se entiende todo. No todos tenemos la suerte de ser profundos y percibir la esencia de la vida.
El hecho de venir a conocer una verdadera lluvia a los 18 años es algo que puede desencadenar ciertas "extrañezas" en el modo de comportarse. Puede ser algo tan traumático como no conocer el mar a esas alturas de la vida. Me pregunto como habrá sido tener 16 años y llegar mojado a la casa después de un día lluvioso. Sólo tengo recuerdos de días de sol. De sol fuerte. De gente tan acostumbrada al sol que a nadie le importaba el hecho de que las micros no tenían cortinas. Algo sorprendente de llegar al sur (y para mi Viña era sur) era ver como todos se procuraban algo de sombrita. Incluso ellos, algunos tipos de negro de los cuales luego formaría parte.
Y se produce el trauma. Era 1 de febrero y veníamos todos despertando de un lindo viajecito de Viña. Que venía antes de Iquique. Y que venía antes de la única ciudad que queda un poco más arriba. Vi por la ventana del bus algo que parecía una tortuga, y me respondí a mi mismo que esa era la famosa tortuga. Y la lluvia se desparramaba por las ventanas, la mitad de nosotros con pantalón corto. Sucede que era verano. Sucede también que la lluvia era como una ducha. Era como en las películas y yo me olvidaba a ratos dónde nos llevaban. Le comenté algo a mi compañero de asiento, amigo de mi hermano y tan extrañado como yo. Le vi la cara. Nos estábamos traumando...¡que increíble!¡un trauma en vivo!¿Alguien tiene miedo? La preguntita. Cual de todos más asustado. Nos hacíamos los valientes, pero todos estábamos, por decirlo de alguna forma, algo inquietos. Incluso nuestros nuevos amiguitos de Valpo y Viña. Ellos estaban sólo asustados. Nosotros, los nortinos, asustados y en proceso de trauma.
Y la ducha seguía corriendo. ¿Serían tan amables de cerrar la llave? Gota a gota el agua se agota, como la tonta campaña de racionamiento cuando era chico. Cuando media ciudad se quedaba sin agua por las tardes. Y todo parecía un película. I'm singing in the rain dijo Alex de Large y yo ya me quiero ir, pero me hago el valiente. Ese debe ser el Huáscar. Igualito que en las fotos. Y más allá un par de leones. Y luego unos cerros verdes. Yo nunca había visto un cerro verde. Donde mierda nos están llevando, me pregunto y cuando me bajo y me gritan en la cara ahí si que recién cacho de que se trata todo. No es que parece una película. "Es" una película. Es "Full Metal Jacket". Me doy cuenta cuando veo al viejo Kubrick disparándonos. Disparándonos con una cámara.

DISCURSO INAUGURAL

Doy inicio a una serie memorable. Es algo que a nadie le importa, pero no importa. Quiero decir, no me importa que a nadie le importe. Que se lo pierda el que quiera.
En este Teatro Abandonado (así, con mayúsculas, así le damos personalidad a lugar, que vaya que la tiene por sí solo) doy este discurso, reproducido sólo en parte por este medio poco conocido y poco interesante. El motivo de la pérdida del texto original es que nadie lo pudo grabar. Nadie. Intenté memorizar algo, pero el pánico escénico que suele atraparme en estos eventos me mordió algo.
(A continuación se dicen cosas indecibles. Se gritan palabras sin significado conocido y la acústica del lugar se mide al ojo. Los ojos no escuchan nada.)