CREER O NO CREER, HE AHÍ EL DILEMA

(Recopilaciones diversas de individuos diversos. De gente real del mundo real. Algunos dan a conocer sus verdaderas identidades, otros la ocultan y a los más pavos los echamos al agua... onda sapeo)
apuntesinsanos@gmail.com

viernes, 11 de julio de 2008

FIN


LA POESÍA TERMINÓ CONMIGO


Yo no digo que ponga fin a nada
No me hago ilusiones al respecto
Yo quería seguir poetizando
Pero se terminó la inspiración.
La poesía se ha portado bien
Yo me he portado horriblemente mal.

Qué gano con decir
Yo me he portado bien
La poesía se ha portado mal
Cuando saben que yo soy el culpable.

¡Está bien que me pase por imbécil!

La poesía se ha portado bien
Yo me he portado horriblemente mal
La poesía terminó conmigo.

(Nicanor Parra)

ADELANTE

"Hay que apretar los dientes y seguir adelante"
Ministro del Interior
Lunes 7 de Julio de 2008.

N.N.

Hace muchos años tuve un amigo que se llamaba Jim y desde entonces nunca he vuelto a ver a un norteamericano más triste. Desesperados he visto muchos. Tristes, como Jim, ninguno. Una vez se marchó a Perú, en un viaje que debía durar más de seis meses, pero al cabo de poco tiempo volví a verlo. ¿En qué consiste la poesía, Jim?, le preguntaban los niños mendigos de México. Jim los escuchaba mirando las nubes y luego se ponía a vomitar. Léxico, elocuencia, búsqueda de la verdad. Epifanía. Como cuando se te aparece la Virgen. En Centroamérica lo asaltaron varias veces, lo que resultaba extraordinario para alguien que había sido marine y antiguo combatiente en Vietnam. No más peleas, decía Jim. Ahora soy poeta y busco lo extraordinario para decirlo con palabras comunes y corrientes. ¿Tú crees que existen palabras comunes y corrientes? Yo creo que sí, decía Jim. Su mujer era una poeta chicana que amenazaba, cada cierto tiempo, con abandonarlo. Me mostró una foto de ella. No era particularmente bonita. Su rostro expresaba sufrimiento y debajo del sufrimiento asomaba la rabia. La imaginé en un apartamento de San Francisco o en una casa de Los Ángeles, con las ventanas cerradas y las cortinas abiertas, sentada a la mesa, comiendo trocitos de pan de molde y un plato de sopa verde. Por lo visto a Jim le gustaban las morenas, las mujeres secretas de la historia, decía sin dar mayores explicaciones. A mí, por el contrario, me gustaban las rubias. Una vez lo vi contemplando a los tragafuegos de las calles del DF. Lo vi de espaldas y no lo saludé, pero evidentemente era Jim. El pelo mal cortado, la camisa blanca y sucia, la espalda cargada como si aún sintiera el peso de la mochila. El cuello rojo, un cuello que evocaba, de alguna manera, un linchamiento en el campo, un campo en blanco y negro, sin anuncios ni luces de estaciones de gasolina, un campo tal como es o como debería ser el campo: baldíos sin solución de continuidad, habitaciones de ladrillo o blindadas de donde hemos escapado y que esperan nuestro regreso. Jim tenía las manos en los bolsillos. El tragafuegos agitaba su antorcha y se reía de forma feroz. Su rostro, ennegrecido, decía que podía tener treintaicinco años o quince. No llevaba camisa y una cicatriz vertical le subía desde el ombligo hasta el pecho. Cada cierto tiempo se llenaba la boca de líquido inflamable y luego escupía una larga culebra de fuego. La gente lo miraba, apreciaba su arte y seguía su camino, menos Jim, que permanecía en el borde de la acera, inmóvil, como si esperara algo más del tragafuegos, una décima señal después de haber descifrado las nueve de rigor, o como si en el rostro tiznado hubiera descubierto la cara de un antiguo amigo o de alguien que había matado. Durante un buen rato lo estuve mirando. Yo entonces tenía dieciocho o diecinueve años y creía que era inmortal. Si hubiera sabido que no lo era, habría dado media vuelta y me hubiera alejado de allí. Pasado un tiempo me cansé de mirar la espalda de Jim y los visajes del tragafuegos. Lo cierto es que me acerqué y lo llamé. Jim pareció no oírme. Al volverse observé que tenía la cara mojada de sudor. Parecía afiebrado y le costó reconocerme: me saludó con un movimiento de cabeza y luego siguió mirando al tragafuegos. Cuando me puse a su lado me di cuenta de que estaba llorando. Probablemente también tenía fiebre. Asimismo descubrí, con menos asombro con el que ahora lo escribo, que el tragafuegos estaba trabajando exclusivamente para él, como si todos los demás transeúntes de aquella esquina del DF no existiéramos. Las llamaradas, en ocasiones, iban a morir a menos de un metro de donde estábamos. ¿Qué quieres, le dije, que te asen en la calle? Una broma tonta, dicha sin pensar, pero de golpe caí en que eso, precisamente, esperaba Jim. Chingado, hechizado / Chingado, hechizado, era el estribillo, creo recordar, de una canción de moda aquel año en algunos hoyos funkis. Chingado y hechizado parecía Jim. El embrujo de México lo había atrapado y ahora miraba directamente a la cara a sus fantasmas. Vámonos de aquí, le dije. También le pregunté si estaba drogado, si se sentía mal. Dijo que no con la cabeza. El tragafuegos nos miró. Luego, con los carrillos hinchados, como Eolo, el dios del viento, se acercó a nosotros. Supe, en una fracción de segundo, que no era precisamente viento lo que nos iba a caer encima. Vámonos, dije, y de un golpe lo despegué del funesto borde de la acera. Nos perdimos calle abajo, en dirección a Reforma, y al poco rato nos separamos. Jim no abrió la boca en todo el tiempo. Nunca más lo volví a ver.
(Roberto Bolaño, Jim)

martes, 1 de julio de 2008

ESCRIBIR

“Escribir te empuja a espacios aéreos, te convierte en un extraño, en un inadaptado. No es raro que Hemingway se volara los sesos por encima del zumo de naranja. No es raro que Hart Crane se tirase a la hélice, no es raro que Chatterton se tomara un matarratas. Los únicos que continuaban era los que escribían best-sellers, y esos no estaban escribiendo, ésos ya estaban muertos.”
(Charles Bukowski, Bloqueado)

JULIO

De Julio decimos dos cosas. Uno que siempre está cuando lo llamamos. Otra de esas cosas es que no está cuando se le necesita.
Puede no resultar muy claro, pero no es un asunto para estarlo explicando aquí. Julio tiene su manera de hacer las cosas. Es un amigo como pocos. Una vez lo vimos en Talca. Andaba en un congreso no sé de que. Nosotros estábamos de inauguración, que bien sabemos que ese tipo de manifestaciones no nos va a llevar a nada bueno. Es de no creerlo. Si dijera lo que un día, se desarma el mundo y todos quienes creen que somos de los buenos y que nunca nada malo, se caerían de espaldas. Pero ese día no se dice. Mantendremos el secreto y repetiremos el hecho una y otra vez. Tantas veces como fuese necesario.
La cosa es que nuestro amigo estaba bastante ido ese día, por decirlo así. Lo encontramos en el terminal de buses. Parecía perdido en la ciudad y a cualquiera podría pasarle eso en una ciudad con calles de números. Estaba irreconocible y eso nos dio para pensar un segundo. Pensamos. Después de eso, luego que estábamos seguros que era él, le pedimos que nos diera un mapa. Un mapa carretero.
Nos separamos del andén a una hora indefinida. Sólo sé que había algo de sol, o es lo único que puedo decir para no delatar a nadie. O para no ser sorprendido. Hay comentarios que esto existe y han querido sorprenderme. Pero la carretera avanzaba, en estas líneas y las líneas de la carretera, que en este país suelen ser blancas y más arriba son amarillas, pasado de la Concordia. El movimiento de las ruedas nos hizo terrestres y el auxiliar del bus resultó ser del barrio. Nunca lo vimos por las calles de Chillancito, pero vivía ahí. A pocas cuadras del terminal Camilo Henríquez y a alguien se parecía, pero yo no quería darme cuenta. Nadie quiso, pero todos supimos quien era cuando dijo donde vivía. Era el hermano de ella, por lo que decidimos dejar más secreto el secreto y volver al mapa, al asunto de Julio y las obviedades de esta vida.
No se sabe como es que a veces, si se fijan bien, los mapas pueden perdernos más. Julio no tenía como función proveernos de mapas, pero ese día, como a las diez de la mañana, nos dio unas pistas y algunas clases acerca de lo que sí se debía hacer y lo que no se debía hacer. Se le cayó la billetera en el camino y alguien la recogió. Intentó abrirla y lo hizo. Encontramos las boletas de servicios prestados a la Municipalidad de Hualpén y yo dije que como podía ser tan para robarme esa idea a mí, pero no me enojé porque tenía una mejor. Un proyecto de proyectos, como suelo presentarlo. Mientras que el tipo se seguía haciendo amigo de nosotros, volvimos al mapa y la máquina se detuvo. El bus se detuvo un segundo. Hacerse amigo del auxiliar tenía la ventaja de monopolizar la música. Y dijo al final que su cuñado era dueño de algún local del Barrio Estación, mucho después de esa detención que fue por ahí por San Carlos.
Tampoco supe como ni me di cuenta que Julio se fue como mareando. Se puso verde y le dimos una bolsa. Lo dejamos tranquilo en el último asiento y eso a partir de la ventaja de ser amigo del auxiliar. A esas alturas no se sabía el motivo que nos tenía de cabeza analizando el mapa que para el resto de los pasajeros no tenía mucho sentido. Para nosotros tampoco, pero se sentía bien. Estábamos bien, tranquilos.
Pusieron una película a nuestra elección. Eran las ventajas de esto. Julio se durmió y le dejaron la billetera donde mismo. Aparte de las dos cosas que dije que se decían de él, hay que agregar una tercera: siempre estaba como al medio. Lo que no significa que fuera un tipo centrado. Mucho menos que nunca quedara mal con nadie. Pero sabíamos que con respecto a la hermana del auxiliar él no tuvo la culpa de nada. Ella tampoco. Concluimos que era una ventaja poder conseguir lo que necesitáramos en momentos de tensión.
Y aunque parezca que todo esto no tiene sentido, es sólo para saludarte aunque no lo leas nunca.
¡Bienvenido Julio!

jueves, 26 de junio de 2008

SU NOCIÓN DE

“No tenía noción del tiempo. Había perdido parte del mismo en dos días. Eso era tiempo. Si se lo miraban como dos días, era tiempo. Sí que lo era. Pero si se lo miraba como él lo miraba, no significaba nada. Como dijimos, había perdido la noción. Andaba perdido. Dos días así, desde que tenía memoria. Dos días compuestos de sus respectivas horas. Se entiende, claro está, 22.
Habían dos relojes en la sala. Uno en la pared y el otro hacia afuera. La luminosidad a esa hora se entendía dos veces, eso se sumaba y daba veinticuatro. Era una fórmula casi perfecta, pero claro, él no entendía esas cosas. Había perdido la noción. Aparte que estaba afuera y que no podía hacer una comparación coherente. Era un punto de vista, claro, pero sesgado por las circunstancias. Dicho de otra manera, su opinión no era importante. No lo era porque carecía de objetividad. Por lo tanto, optó por el silencio.
Iba así, callado, no podía ser de otro forma porque iba solo. Esta vez solo. No era usual, comparándolo con cuando tenía algo que decir. Esas veces era improbable estar viviendo una situación como esta. Esas veces no era bien visto ir ahí y decir una frase inadecuada porque todo lo que se saliera de los márgenes establecidos no era bien visto. Era muy mal visto y muy mal aceptado por el resto de los asistentes. Siempre lo consideraron un entrometido. Un tipo que estaba donde no le correspondía. Había que hacérselo saber. Había que decirle un par de cosas para que cayera en la cuenta de que todo lo que se le decía era por su bien. Todo lo anterior implicaba forzosamente dejar de estar solo, aunque sea para recibir una crítica constructiva, que eso le decían que era con sonrisas sinceras o bastante creíbles.”

Ese fue un silencio. Se escuchaba claro. Había algo bien esta tarde. No había tiempo o había perdido la noción. Era algo que no se puede decir ni contar aquí, porque me dijo que era secreto. Yo lo engañé un poco. Que a qué tanto, que a qué venía eso. Nos fuimos a un bar de por ahí, a bajar unas cervezas, aunque en ningún momento siquiera le insinué que pretendía recurrir al viejo truco de encerrarle la historia en unas cuantas palabras. No se lo dije. Esas cosas no se dicen. Tomé dos apuntes (más bien diagramas, más bien señales) en una etiqueta de la Escudo. Me vio cuando venía de llamar por teléfono y yo pensaba que era la buena acción del día, que todo eso estaba bien y me guardé bien las referencias en el bolsillo. Hablamos de libros. Hablamos de música. Que la mesera fue compañera suya y a mi se me hacía cara conocida. Era ella, claro está. Ahí tenía el punto. O más bien un engranaje. No sé qué había pasado ahí, pero me decía que ella tuvo la culpa, un asunto de hace años, según sus vagas nociones. De ahí que no contaba el tiempo, quien sabe qué. Yo lo iba siguiendo. Saqué dos cervezas más, traídas adivinen por quien. Sigue. Cuéntame. Tranquilo hermano. Los curaos no mienten. ¿Te fijaste que ya abrieron la calle? Tienes que poner más atención, hombre. Creo que estuvo cerrada por más de un año. Es raro que nadie ponga la suficiente atención en estas cosas. Si te digo que pienso yo del tiempo, no vas a entenderlo. A ver, es como, como te explico. ¿Te has fijado la luna? A ver, como lo que te contaba el otro día. Pero yo te digo que no hay forma de explicar algo como eso. Tu idea es más o menos clara, es difícil, pero algo entiendo. Una chela más y no mires quien la trae. No mires. Dale nomás, tu idea del tiempo me gustó. Tampoco se puede escribir, claro que no, pero no sabes que si empiezo más o menos con algo como que habías perdido la noción… ¿te parece? es una buena idea, yo creo que sí. Que había perdido la noción del tiempo y que las horas del día no cuadraban, algo así. Cualquier cosa, hermano, pero no mires allá con esa cara. Voy a pedir otra pero la voy a ir a buscar yo... ¿vale?

CENTENARIO

"Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica"

SALVADOR ALLENDE
(1908-1973)

viernes, 20 de junio de 2008

PALABRAS

"Toda mi vida he querido que hubiera algo más que palabras. Sólo he vivido para eso. Para que las palabras tuvieran un sentido, para que fueran actos."
(Fiodor Dostoievski, Demonios)

SOLSTICIO

El 20 de Junio a las 20 horas 01 minutos, se producirá el Solsticio de Invierno, que corresponde a la fecha en que el Sol alcanza la mayor latitud en el Hemisferio Norte, llamada también máxima “Declinación Norte” en la terminología astronómica y de navegación. Ésta coincide con el llamado trópico de Cáncer, que es el paralelo 23 grados 27 minutos Norte, dándose inicio oficialmente a la estación de invierno en el hemisferio Sur, debido a que el sol ilumina en forma oblicua a esta parte del planeta, y verano en el Norte, como consecuencia de la incidencia perpendicular de la radiación solar sobre ese hemisferio.
Los solsticios son los puntos de la eclíptica (que es el movimiento aparente del sol sobre la superficie terrestre a lo largo de un año) en que el sol alcanza sus mayores declinaciones, y se llaman: solsticio de verano y solsticio de invierno.
Como consecuencia, la noche del 20 al 21 de Junio, tendrá su período de oscuridad más largo del año.
(SHOA.CL)

martes, 17 de junio de 2008

NO ES CHISTE

(casi todo me da risa)

lunes, 16 de junio de 2008

MATRIZ

MATRIZ DE AGUA

Señor director:

Hace al menos 5 años, que una matriz de agua potable de Essbío presentaba problemas en la calle Pedro Aguirre Cerda de la comuna de San Pedro de la Paz. Se rompe al menos cada dos meses (este mes se rompió dos semanas seguidas) lo cual causa el corte de suministro de agua potable a los sectores El Recodo, Pedro de Valdivia Sur y todo camino a Santa Juana. Esto nos significa estar sin agua. Al llamar al número telefónico que la empresa se informa que el corte durará hasta una hora determinada, pero por lo general esa hora se retrasa conforme avanza el día.
Las telefonistas insisten que la forma de reclamar es acercarse a las oficinas o hacerlo vía internet, situación que ya he hecho y nunca he tenido respuesta. Los vecinos del sector camino a Santa Juana debemos soportar continuos cortes de agua por culpa de una matriz vieja y en mal estado, sin que la empresa la cambie, sino solamente repare con parches que a la luz de 5 años de molestias, no funcionan.

H. W. C.

(“El Sur”, Domingo 15 de Junio de 2008)

viernes, 13 de junio de 2008

EDUCACIÓN

"La crisis de la Educación"
Viernes 13 de Junio
16:00 Hrs.
Aula 1 Plato
Universidad de Concepción

Exponen Colegio de Profesores Universitario y Secundario.

miércoles, 11 de junio de 2008

CONTRASENTIDOS

En el sentido correcto de la palabra hay un contrasentido. Un sentido referido a sentidos incorrectos. La palabra quiso decir y tuvo tal autonomía que llegó determinado momento, no esperado por nadie, en que confundía por sí sola. Hay veces que logramos un acuerdo, algunas tardes, sobre todo donde espero lo que espero. No espero, pero estoy por ahí, viendo que hay de nuevo, viendo como es que dije lo que no tenía decir. Una idea me da vueltas. Le doy vueltas a la idea y una tregua de frases se aproxima. Hay que aprovechar el momento, y dos contrasentidos al revés tienen sentido, una conclusión básica luego de darle vueltas al asunto. He ahí una tregua. He ahí un acuerdo. Pero es poco. Pero es nada. Las palabras me declararon la guerra. Cosas que pasan.
Contrasentido. Autonomía de las ideas. Revolución de las palabras. Bit, Byte, Carácter y Palabra. A partir de la mano crea un submundo del absurdo, de lo concreto, de algo, de lo que sea. De ahí te vas con frases. Te vas con ideas algo torpes, algo que te recuerde algo. Con sentido y sin sentido. Ayer me dio por dejar de dejar testimonio y como a las tres me arrepentí. Y empecé de nuevo.
Hay tal cantidad de piedras en el camino que tuvieron que despejar la ruta y la brigada contra incendios urbanos está en paro, pero eso es otro cuento. Hay una casa que es accesible por la ventana y sólo en la tarde se ilumina porque tiene cierta inclinación hacia el oeste, porque de otro modo no se explica. Hay una iluminación exacta. Casi lo logran esta vez, pero digo que la ventana no tiene vidrio, que lo quebraron por el sol. El exceso de luz fue cosa manifiesta en todos ellos. Digamos que se encandilaron. Y eso fue lo que los perdió, porque de otro modo no se explica. Se iban caminando. Se iban saltando los charcos de agua. Y era raro. Sí que era raro en verano. Yo les explicaba que era que se rompió la matriz y todos entendieron perfecto. Aunque estoy seguro que nadie sabe exactamente qué es la matriz, pero todos entienden, ponen caras afirmativas, dicen que es hora de intentar un nuevo golpe, que ya casi les pisan los talones, que por qué fueron a caer en ese tipo de actitudes, que la próxima vez sí lo logran. Ahora los focos los perdieron. Les dieron directo a la cara y era como cuando llegaban al bar de mesas y sillas y el sol les hacía cerrar los ojos, la tarde se mostraba agresiva y el lugar estaba tan oscuro que no supimos nunca a quien teníamos al lado. Hacían un gran escándalo. Rayábamos las mesas y las botellas. Insultábamos al prójimo, que cómo era posible perder un celular en un pozo de agua, en la vereda, cuando el sol estaba por evaporarlo todo, como era posible que teniendo los focos encima no hicieron lo básico en estos casos, cualquiera entiende que si te apuntan así, como era que lo estaban haciendo, lo mejor era quedarse tranquilo, no delatarse, no mostrar actitudes sospechosas. Fue uno solo que se puso nervioso, uno solo, y fue efecto dominó. Se cayó el castillo de naipes que intentabas armar sobre esa mesa. Te dije que no trajeras las cartas a este lugar. Este bar y la casa vacía se parecen en dos cosas. Se diferencian en varias, pero yo no fui quien rompió la ventana, ya te dije que fue el exceso de luz, que tan así como rompe ventanas y deja al descubierto lo que a simple vista no se veía, esta vez nos jugó en contra. Y ahora no salen de su asombro, despertamos en no sé donde, y elogiamos la reforma, el Ministerio Público y el defensor que nos asignaron, que fue compañero de curso tuyo pero ya no se acuerda.

UTILIDAD

—De que me sirven los ojos si no.
—¿Si no qué?

sábado, 7 de junio de 2008

ALGO

“Lo que tenemos en este momento sublime, suspendido de dos de sus patas, es lo que parece. Es lo que es. Pueden pasar —dos a lo más, de lo contrario se rompe la tarima—, pueden venir y mirar de cerca. Entérense bien, y aprendan, niños, que aunque no quieran reconocerlo, todavía lo son.”
Con estas palabras, textuales si la memoria no me falla, fue la invitación que nos sugería aprender algo más. Y como somos de esos, y nos gusta saber de que se trata todo, le fuimos. Fuimos dos. La “tarima” era como un escenario. Yo lo llamaría así, pero alguien diría “proscenio”. Lo diría a toda voz, y los que sabíamos y entendimos el chiste precedimos a reírnos. Nerviosos y asustados, enfrente de eso, que de cerca no era tan grave como aparentaba. Claro que no. Éramos un par de valientes y ahí, ante medio curso de aspirantes a lo que todos saben, nos sentimos a gusto. Una raro orgullo, pero de cerca le perdías el miedo. “Suspendido de sus patas…”, pero… ¿era broma?¿eran eso patas? Y las movía, o se movían, o todo era un gran truco.
Creo que estuvimos como una hora así, comprobando que no era un embuste. Aunque no creo que tanto, pero a mí no me gusta hablar de tiempo. Si digo una hora, perfectamente pueden haber sido un par de minutos. El otro le pegó unas clavadas con el lápiz y no sé, la verdad que no sé. No me dio miedo. A mí no me asusta nada, desde los acontecimientos aquellos que no me asusta nada, pero no me gustaba el jueguito del lápiz. Me parecía abuso, o aprovecharse de las circunstancias. Ya habíamos comprobado todo lo que queríamos comprobar y listo el trámite, era hora de bajarse. Nos esperaba un recibimiento de héroes y alguien lloraba ahí abajo, yo pensé que era que ya dábamos pena. La cosa es que yo quise bajarme. No cambié la cara. Traté de hacerme el no sé. El malo. El satisfecho. El misión cumplida. El hecho y la acción realizada nos llenaron de un raro orgullo. Me di cuenta de un crujido. La superficie era altamente inestable y de un momento a otro una desgracia podría acontecer, eso era altamente probable. Estaba tan ensimismado, estaba tan por decirlo de alguna forma no sé, tan pensando en lo que no, que no me di cuenta que cuando puse los pies en el suelo provoco un contrapeso que hace que se caiga la tarima, el otro sufra un accidente y esa cosa escapara a velocidades increíbles, tanto que las señoritas de la primera fila tuvieron que parar de llorar. Ahora gritaban y aquí su héroe que no las piensa salvar.
Yo sólo dije, por decir y muy convencido de todo: “Parece que estaba vivo”.

jueves, 5 de junio de 2008

DOS

Desde hoy y siempre a la misma hora, desde que lo decido y tomo razón de la gravedad (gravedad es una palabra aguda… un truco más de Hernán), todo parece más calmo. Por la ventana se veía un mar de dimensiones de lo más estable. Defino estable como calmo, que no es lo mismo. Un bote a una distancia poco razonable de la costa, un faro automático, de dimensiones mínimas, tan ridículo que parece una linterna de juguete. Una bolsa, o morral, en este caso una mochila negra y el contenido es vidrio. Vidrio que tiene atrapado algo dentro y que esta noche vamos a usar sólo para saber y entender el tema del día. El tema de la noche. El debate de dos por tres en verano intermedio, de principios de siglo en algún lugar del litoral del norte grande, lobos marinos y gaviotas o lo que dejaron al pasar.
Empieza la Rica Andrea. No sé por qué la llamamos así.
Define su Posición en este mundo como un error, dice que no quiere seguir con lo mismo, que todos ya sabemos a donde nos llevan sus asuntos llorados y no faltaba más. Que pase el siguiente.
Sigue Tato. No es así, tan raro, no las pocas veces que se nos presenta sobrio y esas veces ha venido a nosotros algo así como una sorpresa. Una satisfacción de admirar un momento de esos que no se pueden ni se dejan atrapar. Veremos que nos presenta. Veremos el peso de la tesis. Veremos su capacidad de argumentar y convencer. De lo contrario, al agua.
Yo. Me presento humildemente. Hagan espacio que vengo yo. Cuando digo suelo decir y cuando callo suelo callar. Tenía esa tarde la posibilidad de irme sin pagar, un cantidad impresionante a mi favor, un buen saldo. Pero fui honrado. Pero fui honesto. Si otra vez lo mismo, seré más práctico.
Dos. De esta historia el Dos es sólo el dos. Nunca pierde ni nada de eso. Siempre dice la última palabra. Siempre nos hace quedar de más estancados. Tres pies en la arena, sólo por contar de qué se trata todo esto. Dos dice la última palabra y esta historia se acaba.
No se puede seguir si Dos habla. Pretende ser la voz de todos, y las más de las veces lo logra.

viernes, 30 de mayo de 2008

VIERNES

Es una cosa de no creerlo. Claro que no. Se me torció un pie y ahora voy a saltos por dos cuadras. No es tan malo. No es tan malo me repetí y yo me lo creí. Era una día azul, de nubes blancas y gordas que se movían y si te fijas en como es que el cielo se va dejando ver así, de una forma que todos quedaran asombrados si les aviso: “Oigan, ¿pero que no les dije que me había torcido el pie?”
“No, no nos avistaste. No nos avisaste porque esas cosas nunca se saben.”
“Un pequeño accidente, ven que tengo algo para eso.”
“Sí que eres un gran impostor, sí que sí.”
Esas eran las respuestas que no esperaba. En realidad, no se esperaban respuestas ni comentarios a accidentes falsos. Pero verdad que no podía caminar. A veces, a quien no le ha pasado, que estás soñando y te quedas pegado al piso, pero ahora es más o menos cierto. No sé. Era un desnivel del terreno. Era un pedazo de la ciudad mal planificada, una baldosa suelta, una raíz de árbol que quiso salir a tomar aire, qué se yo. Ahí van. Yo no puedo dejarme ver así. Voy a agachar la cabeza y voy a pensar en todo esto que está pasando. Que no es tan grave. No es tan grave porque no vi la vida pasar ante mis ojos, pero sí que vi un auto que se pasó dos luces rojas, a la luz de esta noche que parece día de nubes blancas, de cielo azul, me duele el pie. Es verdad. Voy a necesitar tratamiento. No sé. No me gustan los hospitales pero no hay caso. Es algo, es, como describirlo, como ponerlo con palabras. Es algo real, en la medida de lo posible real. Tengo un pie que no puedo apoyar en el piso, lo que me obliga a ir saltando. A ir afirmándome en las paredes.
Ahí hay un timbre. Hay una placa. Ando de suerte. Es la consulta de un traumatólogo. ¿Isapre o Fonasa, sería tan amable? Y sigo andando. Es raro, pero me siento mejor que nunca. No hay caso. No hay como estar sin poder andar como la gente. Cuando te pasan estas cosas recién le tomas el valor y el peso a lo que tenías antes, pero pensándolo bien corro dos cuadras. Es lo mejor. Dos cuadras corro y dos apoyado en la pared. Aunque duela y aunque me haga más daño. Aunque me quede sin pie. No tengo más alternativa que eso, y es una buena opción, ahora que ya se van quedando los árboles sin hojas y ahora que todo está mucho más vacío, si se ha visto algo mejor y peor a la vez. Alguna vez.
Voy andando. Simplemente andando. No importa que día es. Ni la hora. La cosa es que estoy a pasos del lugar, y me siento bien, por Dios que sí. Es, como ponerlo con palabras (se repite), algo no apto para normales. Si usted es normal es poco probable que entienda esto. Si usted es de los otros, es mucho más improbable. Tengo una fijación con las respuestas que me dan cuando me pasan estas cosas. Y llego y ahí están. Lo que había imaginado, a saber:
“No, no nos avistaste. No nos avisaste porque esas cosas nunca se saben.”
“Un pequeño accidente, ven que tengo algo para eso.”
“Sí que eres un gran impostor, sí que sí.”
Y yo “¿que no les dije que me había torcido el pie?” y otro viernes más en la ciudad. Todos como a esta hora estamos vueltos locos.

jueves, 29 de mayo de 2008

VIAJE ESPACIAL

Mi estar en una encrucijada más o menos. Sí. Más o menos. Dos de las personas que creí personas respetables y venerables se van España. Dicen que en Barcelona sí se puede. Joder que creo que sí y la palabra no es correcta en esta historia. Pero sí que lo es. O era que tienen conocidos en Murcia o es que todo ese país me da lo mismo. Coño que creo que no.
A eso de las dos de la mañana, cuando vimos que ya no se acababa la botella, cuando supimos que qué era lo que se nos venía ahora, cuando pusimos todas esas cosas a la balanza, a las dos de la mañana. No era una buena idea. Siempre pensé que era una locura. Siempre les hice saber sus errores. Desde mi punto de vista eran errores, pero ellos no te metas, que esta no es tu guerra. ¿Y los momentos, qué hago con los momentos?¿Qué tal si les tiro el pasaporte por la ventana?¿Por qué no me haces el favor de caer a la altura de Barros, desde ese balcón de ventana mal diseñado, con tus plantitas con nombre, que son para consumo colectivo? ¿Que hablo por la herida?¡Por favor! Sácate otro caño, sácate otro caño y fíjate bien en las caras. Toma nota. Haz un mapa mudo y tus alumnos no se comparan a los míos, si empezamos con las comparaciones podemos llegar otra vez al inicio de todo. Te lo recuerdo. Te refresco la memoria. Terminal de buses Collao, de amanecida. Cuando llegué con las puertas cerradas en la cara y no era la idea llegar con tanto rechazo, si te pregunto por ella vas a decirme lo mismo y vas a esquivarme los ojos, no te hagas, por favor no te hagas o te rompo la cara, mira que ya está haciendo un frío de mierda. No digas que no te avisé. No digas que no te dije lo que tenía que decirte. No seas así. No te pongas de esa manera. Esos días eran como que empezaban. Como que terminaban. No fue idea mía, di que te obligaron. Dilo de una forma, dilo rápido, que si no se dice ahora no va a haber otra vez. No va a haber otra vez. Carriel Sur es en Talcahuano y piensan cambiar de lugar todo eso, porque hay peligros. En toda esa área hay peligros para la aeronavegación. Concepción/Santiago/Madrid/y de ahí seguro se pierden/no hallan por donde.
No es por algo que dije. No es por algo que no hice. Yo dije que si decidían eso me iba a sentir. Claro. No es mi culpa. Véanme a mi y dense cuenta. Yo vengo recién llegando. Y sé que no es fácil, claro que no. ¡Claro que no! Pero eso me huele a escapada. No es la idea. Es un asunto de billetes. De lucas. Yo dije que no lo intentaran. Yo les avisé con tiempo. Por último me habrían avisado y ahora también estaría en las mismas, que sabemos que para los demás eso es delito pero desde nuestra extraña concepción de la realidad no lo es. Concepción extraña. Extraña a los que tienen que irse por razones absurdas, pero no me interesa recordarlas. Todo porque se sabe que es grave. Quien iba a pensar que serían capaces. Si duermen su poco yo lo les llevo los bolsos, porque yo sé qué es lo mejor y eso que no me gusta. El Manzano es en Concepción y esa sí que no es una buena idea, claro que no. Pero sabían que ya no hay más alternativa. No la hay. No la había, pero si me vuelves a pasar ese vaso vacío sí que me enojo.
Cachen como es que amanece. Fíjense en los colores. Me dejo de recuerdo tus plantitas con nombre, eso nomás.
Manden fruta.

LOS SUCESOS

Concluimos que era una cocina. Originalmente una cocina. El uso que por años y la función dejaron marcas en las esquinas, en las grietas. Sin más discusión se propone encender un fuego. Se acepta. Se procede. Muchas veces veníamos a este lugar, y el motivo de hoy es reunión secreta. Contamos con todos, pero enumérense, mejor enumérense, digan su nombre uno por uno y no me digan que lo olvidaron. No creen ni pongan misterio donde donde no corresponde. Esto no es un simulacro y si pusieron atención el fuego que sube y baja es falso. Aunque no pregunten como es que cumple con funciones como calefacción, como fascinación. Yo tuve(engo) una amiga que tenía fósforos todos los días, pero era un problema los días de lluvia. Ahí yo le hacía ver las ventajas del encendedor. No decía su nombre durante los procedimientos de rutina, durante nuestras autoidentificaciones. Ella sólo hacía sonar la cajita. Unos destellos en sus ojos, tal vez hacia mí, pero error… justo ahí había una ventana y seguro que ahí se perdía su pensamiento. No era yo. No era ninguno de los innombrables pero ya se querían el privilegio. Y ella está aquí, en esta reunión, y no tengo idea qué somos ahora. Somos ya es algo. Decirlo así es una manera de tenerla cerca y de decir cosas acerca de ella. Cosas que no son ella y que hago como si, aunque nadie sabe en realidad hasta que punto yo confundo realidad con ficción. Realidad y fantasía no es lo mismo y realidad e imaginación es otra cosa. Póngase atención a la e.
Volví la vista. Miré bien. Era una cocina. Fue una cocina. Dicen que baño, dicen que bodega, pero que importa ya. El uso que le dan me tiene sin cuidado. El uso imaginado. El uso concreto. Mejor me quedo junto a la ventana y pienso que quizás yo, pero de un momento a otro me aterrizan. De un segundo a otro aterrizo y me doy cuenta donde estoy. De lo que se espera de mí. Demuestro seguridad cuando se me pide lo que se pide. Y lo que se me pide es en verdad riesgoso, por decirlo de alguna manera.
—¿Puedes hacerlo?
Esa fue la pregunta. Sé que todos los ojos estaban puestos en mí. Sé que dejó de mirar por la ventana y supe que podía llegar a demostrar mis capacidades (yo era capaz que ni se imaginan). Aunque el motivo y la finalidad de todo esto estaría más allá de estas paredes empapeladas de grasa, a pesar de que estoy convencido de que esto es cocina todavía y que las discusiones acerca de hasta donde estábamos dispuestos a llegar son, por decirlo de alguna forma, discusiones.
Nadie tiene claro en qué irá a terminar esto.

sábado, 24 de mayo de 2008

RECUERDOS


RECUERDOS DE JUVENTUD


Lo cierto es que yo iba de un lado a otro,
A veces chocaba con los árboles,
Chocaba con los mendigos,
Me abría paso a través de un bosque de sillas y mesas,
Con el alma en un hilo veía caer las grandes hojas.
Pero todo era inútil,
Cada vez me hundía más y más en una especie de jalea;
La gente se reía de mis arrebatos,
Los individuos se agitaban en sus butacas como algas movidas por
. .las olas
Y las mujeres me dirigían miradas de odio
Haciéndome subir, haciéndome bajar,
Haciéndome llorar y reír en contra de mi voluntad.

De todo esto resultó un sentimiento de asco,
Resultó una tempestad de frases incoherentes,
Amenazas, insultos, juramentos que no venían al caso,
Resultaron unos movimientos agotadores de caderas,
Aquellos bailes fúnebres
Que me dejaban sin respiración
Y que me impedían levantar cabeza durante días,
Durante noches.

Yo iba de un lado a otro, es verdad,
Mi alma flotaba en las calles
Pidiendo socorro, pidiendo un poco de ternura;
Con una hoja de papel y un lápiz yo entraba en los cementerios
Dispuesto a no dejarme engañar.
Daba vueltas y vueltas en torno al mismo asunto,
Observaba de cerca las cosas
O en un ataque de ira me arrancaba los cabellos.

De esa manera hice mi debut en las salas de clases,
Como un herido a bala me arrastré por los ateneos,
Crucé el umbral de las casas particulares,
Con el filo de la lengua traté de comunicarme con los espectadores:
Ellos leían el periódico
O desaparecían detrás de un taxi.

¡Adónde ir entonces!
A esas horas el comercio estaba cerrado;
Yo pensaba en un trozo de cebolla visto durante la cena
Y en el abismo que nos separa de los otros abismos.

(Nicanor Parra)

LIBERTAD

"Nadie es libre. Hasta los pájaros están encadenados al cielo."

BOB DYLAN

viernes, 23 de mayo de 2008

ESCRIBÍ

Ahora que quizás, en un año de calma,
piense: la poesía me sirvió para esto:
no pude ser feliz, ello me fue negado,
pero escribí.

Escribí: fui la víctima
de la mendicidad y el orgullo mezclados
y ajusticié también a unos pocos lectores;
tendí la mano en puertas que nunca, nunca he visto;
una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies.

Pero escribí: tuve esta rara certeza,
la ilusión de tener el mundo entre las manos
—¡qué ilusión más perfecta! como un cristo barroco
con toda su crueldad innecesaria—
Escribí, mi escritura fue como la maleza
de flores ácimas pero flores en fin,
el pan de cada día de las tierras eriazas:
una caparazón de espinas y raíces.
De la vida tomé todas estas palabras
como un niño oropel, guijarros junto al río:
las cosas de una magia, perfectamente inútiles
pero que siempre vuelven a renovar su encanto.

La especie de locura con que vuela un anciano
detrás de las palomas imitándolas
me fue dada en lugar de servir para algo.
Me condené escribiendo a que todos dudaran
de mi existencia real,
(días de mi escritura, solar del extranjero).
Todos los que sirvieron y los que fueron servidos
digo que pasarán porque escribí
y hacerlo significa trabajar con la muerte
codo a codo, robarle unos cuantos secretos.
En su origen el río es una veta de agua
—allí, por un momento, siquiera, en esa altura—
luego, al final, un mar que nadie ve
de los que están braceándose la vida.
Porque escribí fui un odio vergonzante,
pero el mar forma parte de mi escritura misma:
línea de la rompiente en que un verso se espuma
yo puedo reiterar la poesía.

Estuve enfermo, sin lugar a dudas
y no sólo de insomnio,
también de ideas fijas que me hicieron leer
con obscena atención a unos cuantos sicólogos,
pero escribí y el crimen fue menor,
lo pagué verso a verso hasta escribirlo,
porque de la palabra que se ajusta al abismo
surge un poco de oscura inteligencia
y a esa luz muchos monstruos no son ajusticiados.

Porque escribí no estuve en casa del verdugo
ni me dejé llevar por el amor a Dios
ni acepté que los hombres fueran dioses
ni me hice desear como escribiente
ni la pobreza me pareció atroz
ni el poder una cosa deseable
ni me lavé ni me ensucié las manos
ni fueron vírgenes mis mejores amigas
ni tuve como amigo a un fariseo
ni a pesar de la cólera
quise desbaratar a mi enemigo.

Pero escribí y me muero por mi cuenta,
porque escribí porque escribí estoy vivo.

(Enrique Lihn, Porque escribí)

martes, 20 de mayo de 2008

MAYO

"Debido a que la Universidad estaba en crisis mientras la sociedad crecía y se transformaba, el movimiento estudiantil, desde su formación en Nanterre, reveló por medio del escándalo y la provocación grandes conflictos y preparó combates que concernían a toda lo sociedad.
Nunca estuvo mejor empleado el término de movimiento. Esta rebelión fue la obra de individuos y de grupos que no eran rebeldes sino revolucionarios. La diferencia entre estas dos actitudes reside en que los rebeldes rechazan el orden establecido y los revolucionarios apelan a las fuerzas que son capaces de destruirlo y de reemplazarlo por otro."

ALAINE TOURAINE

miércoles, 14 de mayo de 2008

TE DOY UNA CANCIÓN

Cómo gasto papeles recordándote,
cómo me haces hablar en el silencio,
cómo no te me quitas de las ganas
aunque nadie me ve nunca contigo.
Y cómo pasa el tiempo que de pronto son años
sin pasar tú por mí, detenida.

Te doy una canción si abro una puerta
y de las sombras sales tú.
Te doy una canción de madrugada,
cuando más quiero tu luz.
Te doy una canción cuando apareces
el misterio del amor.
Y si no lo apareces no me importa:
yo te doy una canción.

Si miro un poco afuera me detengo:
la ciudad se derrumba y yo cantando.
La gente que me odia y que me quiere
no me van a perdonar que me distraiga.
Creen que lo digo todo, que me juego la vida,
porque no te conocen ni te sienten.

Te doy una canción y hago un discurso
sobre mi derecho a hablar.
Te doy una canción con mis dos manos,
con las mismas de matar.
Te doy una canción y digo: “Patria”,
y sigo hablando para ti.
Te doy una canción como un disparo,
como un libro, una palabra, una guerrilla:
como doy el amor.

Silvio Rodríguez

QUE LAS PALABRAS

Palabras. Que las palabras nunca sobran y que nunca están de más. Que las palabras. Que las palabras que escribo y que te digo en pensamientos. Que las palabras. Apiladas en ideas escritas que van hacia ti y quien sabe como las recibes. Que las palabras. Un mensaje. Una idea. Un forma de acercarme a ti, de estar contigo, de escribir tengo la ventaja que suelo atrapar al mundo a mi manera. Sin querer al lugar común. Sin pensar al mismo lugar. Que las palabras. Que las palabras me llevan, que las palabras andan por ahí, esperando por mí que les de un orden, que les de la forma correcta y que te diga lo que tengo de decirte.
Que las palabras…
Y tienes razón, las palabras nunca sobran. Sobre todo las que tengo que decirte.


(Escribir es dejar testimonio. En cierto sentido, es más que decir. Es como decir con seguro, porque las letras quedan.)

jueves, 8 de mayo de 2008

DESVIACIÓN

No sé. Realmente, si me dices eso, si me lo dices así, yo no entiendo mucho. Soy medio lento a veces. Pero ahora hay más tiempo. Ahora, como ves, hay más tiempo. El reloj de la iglesia está algo descuidado, no te lo había dicho, pero sé que te fijaste por la cara que pones. El punto es que no me quiero desviar del asunto, pero uno siempre termina desviándose. Es como el otro día, nos desviamos y nos perdimos. No le pusimos atención a la señalización… ¿y… oye… me estás poniendo atención? Parece que no, pero no te enojes. Ahora voy al punto. A ver. De donde parto. Del principio. Dicen que esa es la forma más correcta de empezar. Pero si me complico me avisas. La idea es que se entienda. Tú me vas a decir si me enredo mucho, porque no me doy cuenta. No sé. Me acordé de algo. El otro día creo que te lo dije, o sea, a ver, de cierta forma. La forma del reloj es rara. Está algo atrasado y eso parece que a la gente no le importa. En realidad la gente no se da cuenta de nada. Todos andan en no sé que estado, pero pensándolo bien la gente tiene sus asuntos importantes. Importantes para ellos desde su punto de vista, pero para mí importan nada. Y no hago juicios de valor, si te interesa saberlo. No me meto en la vida de nadie, pero a la gente es como que nada le importa… otra vez me desvié del asunto. No sé. Dime si se entiende. En realidad no se entiende porque no te he dicho nada. Llevo más de una hora hablándote y no te digo nada. No sé. Deja ordenarme. Estar más claro. Hoy se me cayó una papel donde tenía anotado un asunto sin importancia. Un papel que se fue volando. La cosa es que a las dos horas seguía ahí, o sea, ahí. Estaba medio escondido entre las hojas y yo dije que raro. No se voló. Seguía ahí. Lo bueno es que eso me hizo acordar de algo y es no sé, era todo como no sé. Un papel en el suelo. Un papel sin importancia. Y lo raro es que no se voló. O se movió poco y nadie lo vio. Que raro. Que raro que te cuente esa historia si en realidad te tenía que decir otra cosa.

miércoles, 7 de mayo de 2008

ABSURDO

"Toma la pista izquierda. Eso. Tranquilidad. Te han enviado una foto pero concéntrate. No vayas a ocasionar accidentes."
Y con estas palabras salió. Caminó. Tomó las precauciones correspondientes pero algo no cuadraba. Siempre había algo que no cuadraba, y en esta ocasión el asunto de la pista le daba en qué pensar. Eso no correspondía pero era algo en que pensar. Dijo que eso era bueno, se sintió tranquillo, aparentemente tranquilo. Una docilidad en los hombros, un relajo.
—Hoy puede ser un gran día.
Y lo era. Se lo dijo y lo era. No siempre el mar estaba así. Digamos, desde su punto de vista así. Donde empezaba la avenida (o donde terminaba, qué más da) siempre el olor del mar. Y se iba repitiendo el mensaje, se seguía deciendo las palabras, la avenida terminaba y empezaba en el mismo lugar donde la humedad de mayo, el mar y se repetía las palabras, las olas iban y venían, pero no tenían nada que ver con las palabras del mensaje. Las olas tenían que ver con sonido y con el olor del mar, esto de suma importancia. Pero simple y al alcanze de la mano. El mensaje, no. Ahí la cosa se ponía compleja, pero para él tenía cierto sentido. Claro que lo tenía. Sentido confuso, pero ya era algo. Ahí, con un tercio del día para pensar en atrocidades, recordó recién ante la puerta de su facultad que la llave se le quedó en el anterjardín de hibiscos.
Vio Playa Brava, pensó que hoy el nombre le venía perfecto. Y los periodistas obsesionados con que cuando se va a ver lava. Que pregunta más absurda.
Él no iba a ser de esos.

lunes, 5 de mayo de 2008

RECUERDOS

o sea, si no se respira no se puede vivir... eso… eso! te fuiste? Bueno, le sigo por acá.
Mirar a contraluz. Percatarse de detalles o sumirse en confusión. Ver y observar, cosas distintas o usos distintos de palabras. Las perspectivas. La forma de mirar. La forma de entender. Error es pensar mucho a veces: hay cosas que se piensan y cosas que no. Hay cosas que no se dicen. Hay cosas que se dicen con números. Hay cosas que se enumeran con palabras. Hay cosas que se explican con manzanas. Hay momentos para recordar y momentos para recordar esos momentos.
Pero si el recuerdo es fuerte, si el recuerdo es persistente, si el recuerdo es necesario, llega en cualquier momento. Te persigue y no te queda otra cosa que decir: “que tal recuerdo, haz lo que tengas que hacer”. Y te dejas llevar. Estás en estado recuerdo (una vez me vi los ojos en estado recuerdo y tengo una buena descripción… por lo menos un buen intento) y el mundo pasa por ahí de manera indiferente.
Pero no sólo de recuerdos vive el hombre. Se necesita vivir y respirar, o visto de otra forma, hacer recuerdos.
En este punto, hay que poner atención. Los recuerdos no se hacen de manera consciente. No se dice “oh, estoy haciendo un recuerdo”. Sólo se vive y se respira y se va guardando de manera automática, sin darse cuenta. De otra forma, no resulta.

INCONSCIENTE

Y sí. Si miramos con atención, pero no de este lado, sino donde llega más la luz, notaremos algo de las facciones. Rasgos característicos de quien ahora —y sólo por esta vez— tomaremos como protagonista de nuestra historia. Formato cuento y váyase desde ya creyendo todo y hágase a la idea que todo es algo más que un juego. Es un raro asunto, con confundible con la realidad y lo suficientemente falso para estar flotando por ahí, a dos centímetros de la cara tuya y del la cara de esta hoja. Hoja falsa en la medida de lo posible.
Martín González mira una puerta. No se decide a tocar el timbre. Lo busca de manera poco inquieta. Finge tranquilidad y para reducir tiempo y espacio lo abreviaremos como M.G. Tipo más bien sencilllo. Hombre tranquilo con muchas ideas en mente y algo que por momentos lo persigue. Una idea no muy clara, pero le hace bien. Unas sonrisas, unas ganas de gritarle al mundo una cantidad buena no de insultos, sino de dar las gracias por todos, como mendigo, como quien no tenía nada que esperar y todo lo que le llegara sería bien recibido. Pero esta vez fue demasiado.
El motivo. Dígase movedizo. Escurridizo. No es acuático, pero se mueve por el aire y tiene la facultad de acompañarlo. Lo sigue en días brumosos y tardes de sol. Es tan motivo y es tan inalcanzable, según cálculos mal hechos (...) y una rara idea de decir es como mucho, es como mucho. Y no sabe lo que se supone que tiene que hacer, teme destruirlo todo con sus torpezas. A cada acción consciente o inconsciente, realizada con ganas o casi sin querer, como quien no quiere la cosa. Decimos (y decimos porque lo vemos y por eso damos a conocer esta historia) que a cada movimiento de sus torpes manos se tapa los ojos, pone la cara en neutro para no dar qué decir, y grita en silencio y casi para adentro “¿ya lo rompí?”.

Nota del editor: Se refiere si ya rompió el motivo.

(Anoche. De un tirón y sin correcciones ni arreglos raros. Un auténtico texto inconsciente)

miércoles, 30 de abril de 2008

ABRIL

7.

Otoña en la ciudad.
Las hojas enrojecen.
Las hojas amarillean.
Caducan las hojas.
Las hojas caen.
La hojarasca es inútil.
No cae la junta.
El tirano no cae.

Sopla el viento.
Las hojas vuelan.
El viento barre las hojas.
Remolinean las hojas secas.
En el río hay remolinos.
Hojas rojas flotan en el río.
Revolotean hojas de diarios.
Revolean las aves.

El río sigue su curso.
El otoño sigue al verano.
Siguen mis pasos.
Se acortan los días.
Se alargan las noches.
Abril sigue a marzo.
Alargan el toque de queda.
Alargan el estado de sitio.
Abril cuenta con treinta días.
Abril es el cuarto mes del año.
Pasan los días.
Cae otra hoja del calendario.

(Gonzalo Millán, La ciudad )

LIBRA

En astrología, Libra es el séptimo signo zodiacal, que comprende del 23 de septiembre al 23 de octubre, su planeta regente es Venus, se caracteriza por ser diplomáticos, refinados, inteligentes, socialmente cálidos, románticos y buscan relacionarse con otros y con la pareja. Por lo general se inician creativamente, y algunos de los regidos por este signo son elocuentes oradores públicos. También tienden a ser muy equilibrados, aunque para mantener ese equilibrio en algunas ocasiones su carácter va de un extremo a otro. Sus cualidades son la resolución de conflictos de manera armónica, los temas profundos y la paciencia. Los oficios más comunes son los asuntos diplomáticos de cualquier índole como asuntos de conciliación, internacionales, justicia, política, arte, diseño y otros.
Sus cualidades incluyen la belleza física, una fuerte sensualidad, sensibilidad artística, tacto y un innato sentido de ecuanimidad y justicia. En los tratos comerciales tienden a ser poco descuidados y de escrupulosa honradez.
Se simboliza por medio de la balanza dorada y no le importa casi en lo absoluto con la intimidad física o emocional, aunque son comprensivos. En algunas cosmologías, Libra está asociado al elemento clásico aire, por lo que es llamado un signo de aire, junto con Acuario y Géminis.
Es también uno de los cuatro signos cardinales, siendo los tres restantes Aries, Cáncer y Capricornio. Su opuesto polar es Aries. En Libra rige la parte baja de la espalda, los riñones, las glándulas suprarrenales y el apéndice.
(WIKIPEDIA)

jueves, 24 de abril de 2008

SIMPLE

Sólo para dejar constancia.
No se me ocurre qué poner.
Estoy bloqueado.
Pretenden irritar al sistema.
Siéntase orgulloso de estudiar aquí.
Pase escolar.
Agenda.
Te espero.
Ausencia.
Sé donde guardan las llaves del Teatro.

lunes, 21 de abril de 2008

PENA

"Tengo pena por la perra Malpapeada, que anoche estuvo llora y llora. Yo la envolvía bien con la frazada y después con la almohada, pero ni por ésas dejaban de oírse los aullidos tan largos. A cada rato parecía que se ahogaba y atoraba y era terrible, los aullidos despertaban toda la cuadra. En otra época, pase. Pero como todos andan nerviosos, comenzaban a insultar y a carajear y a decir: "Sácala o llueve", y tenía que estar guapeando a uno y a otro desde mi cama, hasta que a eso de la medianoche ya no había forma. Yo mismo tenía sueño y la Malpapeada lloraba cada vez más fuerte. Varios se levantaron y vinieron a mi cama con los botines en la mano. No era cosa de machucarse con toda la sección, ahora que estamos tan deprimidos. Entonces la saqué y la llevé hasta el patio y la dejé, pero al darme vuelta, la sentí que me estaba siguiendo y le dije de mala manera: "Quieta ahí, perra, quédese donde la he dejado por llorona", pero la Malpapeada siempre detrás de mí, la pata encogida sin tocar el suelo, y daba compasión ver los esfuerzos que hacía por seguirme. Así que la cargué y la llevé hasta el descampado y la puse sobre la hierbita y le rasqué un rato el cogote y después me vine y esta vez no me siguió. Pero dormí mal; mejor dicho, no dormí. Me estaba viniendo el sueño y, zas, los ojos se me abrían solos y pensaba en la perra y además comencé a estornudar, porque cuando la saqué al patio, no me puse los zapatos y todo mi pijama está lleno de huecos y creo que había mucho viento y a lo mejor llovía. Pobre la Malpapeada, congelándose ahí afuera, ella que es tan friolenta. Muchas veces la he pescado en la noche enfureciéndose porque yo me muevo y me destapo. Tiesa de cólera, se incorpora murmurando y con los dientes jala la frazada hasta volver a taparse o se mete sin más hasta el fondo de la cama para sentir el calorcito de mis pies. Los perros son bien fieles, más que los parientes, no hay nada que hacer. La Malpapeada es chusca, una mezcla de toda clase de perros, pero tiene un alma blanca. No me acuerdo cuándo vino al colegio. Seguro no la trajo nadie, pasaba y le dio ganas de meterse a ver, y le gustó y se quedó. Se me ocurre que ya estaba en el colegio cuando entramos. A lo mejor nació aquí y es leonciopradina. Era una enanita, yo me fijé en ella, andaba metiéndose en la sección todo el tiempo desde la época del bautizo, parecía sentirse en su casa; cada vez que entraba uno de cuarto, se le lanzaba a los pies y le ladraba y quería morderlo. Era machaza: la hacían volar a patadones y ella volvía a la carga, ladrando y mostrando sus dientes, unos dientes chiquitos de perrita muy joven. Ahora ya está crecida, debe tener más de tres años, ya está vieja para ser perra; los animales no viven mucho, sobre todo si son chuscos y comen poco. No recuerdo haber visto que la Malpapeada coma mucho. Algunas veces le tiro cáscaras, ésos son sus mejores banquetes. Porque la hierba sólo la mastica: se chupa el jugo y la escupe. Se mete un poco de hierba en la boca y se queda horas masca y masca, como un indio su coca. Siempre estaba metida en la sección, y algunos decían que traía pulgas y la sacaban, pero la Malpapeada siempre volvía, la botaban mil veces y al poquito rato la puerta comenzaba a crujir y ahí abajo aparecía, casi junto al suelo, el hocico de la perra y nos daba risa su terquedad y a veces la dejábamos entrar y jugábamos con ella. No sé a quién se le ocurrió ponerle Malpapeada. Nunca se sabe de dónde salen los apodos."

(Mario Vargas Llosa, La ciudad y los perros)

viernes, 18 de abril de 2008

EN OTOÑO

Eran las siete y media
del otoño
y yo esperaba
no importa a quién.
El tiempo
cansado de estar allí conmigo
poco a poco se fue
y me dejó solo.
Me quedé con la arena
del día, con el agua,
sedimentos
de una semana triste, asesinada.

—Qué pasa?—me dijeron
las hojas de París —, ¿a quién esperas?

Y así fui varias veces humillado
primero por la luz que se marchaba,
luego por perros, gatos y gendarmes.

Me quedé solo
como un caballo solo
cuando en el pasto no hay noche ni día,
sino sal del invierno.

Me quedé
tan sin nadie, tan vacío
que lloraban las hojas,
las últimas, y luego
caían como lágrimas.

Nunca antes
ni después
me quedé tan de repente solo.
Y fue esperando a quién,
no me recuerdo,
fue tontamente,
pasajeramente,
pero aquello
fue la instantánea soledad,
aquella
que se había perdido en el camino
y que de pronto como propia sombra
desenrolló su infinito estandarte.

Luego me fui de aquella
esquina loca
con los pasos más rápidos que tuve,
fue como si escapara
de la noche
o de una piedra oscura y rodadora.
No es nada lo que cuento
pero eso me pasó cuando esperaba
a no sé quién un día.

(Pablo Neruda, Olvidado en otoño)

UN COMENTARIO

¿Quién es la que viene allí? Es posible que los viernes sucedan eventos que puedan calificarse de extraños. Fantásticos sucesos que ponen a los protagonistas de nuestras historias en situaciones que parecen dejarlos sin posibilidad de decidir o hacer. El hecho, la fuerza del suceso parece dejar a los personajes sin libertad de decidir. La sorpresa, un factor importante en todo tipo de relato, puede ser el punto donde la acción comienza a desarrollarse. Algunas veces el texto se detiene en esos momentos, otras la historia recién puede empezar a tomar fuerza y otras el tipo puede quedarse sentado en un estado de parálisis.
¿Quién es la que viene allí? Mira bien y toma aire. Los personajes de estas historias se mueven en ambientes diversos. No es posible separar entre realidad y ficción. Muchas tonterías se pasaron por su cabeza, efecto sorpresa. El autor nos provoca, nos confunde, nos mantiene en estado de constante alerta. Las historias, más que entrelazarse, son una parte de la otra. Es un tratamiento para mantenerse despierto, no es posible dejar de lado detalles, de manera inconsciente vamos recogiendo elementos que en algún punto pueden servirnos, que en algún punto pueden ayudarnos a intentar comprender las subjetividades y las motivaciones de los personajes. Qué a donde se dirigen y qué pretenden es una pregunta a veces que se pierde en los diálogos, en las ideas entre líneas que sitúan esta historia en un género difícil de clasificar, el día se iluminaba más a sus pasos y por algún motivo llevaba una sonrisa.
¿Quién es la que viene allí? Y el efecto y la acogida del público ha sido variada. No se esperaba que una historia con ribetes de la más notoria normalidad –y qué decir acerca de la normalidad- pueda llegar a extremos tan inesperados. El uso del humor, las arremetidas casi al borde del lenguaje políticamente correcto, la transgresión sin provocar malos entendidos y sin por esto dejar a nadie poco satisfecho, es algo rescatable en estas historias que se desarrollan los viernes, que se desarrollan en cualquier día de la semana, sin saber el lector-autor cuando es necesario hacer lo correcto y cuando es idiota cerrar los ojos para esconderse si ya fue notoriamente identificado.
¿Quién es la que viene allí? Sí, era ella.
Estaba preciosa.

jueves, 10 de abril de 2008

(¿SABES?)

¿Sabes (o no quieres saber) que te escribiría un libro en un día?

¿Sabes (o no quieres saber) que siendo realista escribiría ese libro en tres días, y te lo aclaro sólo porque no quiero engañarte?

¿Sabes (o no quieres saber) que ya es Abril, y justo hoy comenzó a llover?

jueves, 27 de marzo de 2008

SECRETO 2346

...es un secreto!

MIEDO

Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan,
se hunde volando en el Cielo
y no baja hasta mi estera;
en el alero hace el nido
y mis manos no la peinan.
Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan.

Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.
Con zapatitos de oro
¿cómo juega en las praderas?
Y cuando llegue la noche
a mi lado no se acuesta...
Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.

Y menos quiero que un día
me la vayan a hacer reina.
La pondrían en un trono
a donde mis pies no llegan.
Cuando viniese la noche
yo no podría mecerla...
¡Yo no quiero que a mi niña
me la vayan a hacer reina!

(GABRIELA MISTRAL)

martes, 25 de marzo de 2008

jueves, 20 de marzo de 2008

GETSEMANÍ

Y saliendo, se fué, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron.
Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación.
Y él se apartó de ellos como un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mi esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.
Y estando en agonía, oraba más intensamente: y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.
Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad que no entréis en tentación.
(El Santo Evangelio según San Lucas)

EQUINOCCIO

El 20 de marzo a las 02 horas 58 minutos se produjo el equinoccio de Otoño, donde el sol deja de iluminar el hemisferio Sur directamente para comenzar a hacerlo sobre el hemisferio Norte terrestre, marcando en el Hemisferio Sur el inicio del Otoño, mientras que en el Hemisferio Norte el inicio de la primavera.
Cuando, el sol en su movimiento aparente sobre la superficie terrestre, alcanza la línea del Ecuador, los rayos solares caen en forma perpendicular sobre la Tierra lo que origina un día de la misma duración que la noche. Este momento se conoce con el nombre de “equinoccio” (del latín aequinoctium, que significa igual noche), y ocurre dos veces en el año; en marzo y en septiembre.
Los equinoccios se producen en las mismas fechas tanto para el hemisferio Norte como para el Sur, de modo que cuando para el hemisferio Sur se produce el equinoccio de otoño, para el hemisferio Norte corresponde el de primavera y viceversa, dependiendo de si la dirección del movimiento aparente del sol sobre la tierra es de Sur a Norte o de Norte a Sur.
En junio y diciembre, los rayos solares caen perpendicularmente sobre los trópicos de Cáncer y de Capricornio (23° 27' N y 23° 27' S respectivamente), que son las latitudes extremas del movimiento aparente del sol sobre la superficie terrestre. Lo anterior se conoce con el nombre solsticio (del latín silstitium que significa sol quieto); ya que en esta posición pareciera que en su movimiento aparente, el Sol se detuviera.
Como en los equinoccios, los solsticios se producen en las mismas fechas para ambos hemisferios, junio y diciembre, sin embargo cuando en el hemisferio Sur se produce el solsticio de verano, en el Norte se produce el de invierno, dando inicio a esas estaciones respectivamente.
(SHOA.CL)

lunes, 10 de marzo de 2008

PARADERO

Esto es algo de lo que me gusta hablar. O escribir. La micro recorrido 151. Yo siempre estoy en ese paradero esperando. Hay una cantidad de vendedores que ya me conocen, pero no es esto en realidad de lo que voy a hablar. Voy a mentirles por un rato, y hacerles creer que hablo de la micro recorrido 151. Sé que no es necesario aclararlo, porque nadie es tan tonto como para creer que lo que más le importe a un joven chileno de dieciocho recién cumplidos (es mentira, tengo todavía diecisiete, pero ya fumo y hace rato me afeito) es un tonto recorrido de micros. Pero voy a hacer como que hablo de la 151, y ustedes van a hacer como que no se dan cuenta. Si me hacen ese favor, y si no le cuentan a nadie, voy a intentar poner aquí algo de lo que me pasa (¿cómo que poner aquí… se supone que les estoy hablando. Hagan también como que les estoy hablando, esa es parte del juego).
Ahora, ahora que todo está más claro, vámosle con la historia.
La hora del mediodía no me gusta para nada. El sol está muy arriba y yo no sé muy bien que es lo que me hace el sol. Dicen que me pone tonto, pero eso no es cierto. Aquí el sol es fuerte casi todo el día, con lo que se entiende que tendría que que estar haciendo idioteces al por mayor, pero no es tan así. La cosa es que no es una hora muy agradable, pero si viene mi amigo ahora en este momento voy a contarle a él mejor esta historia y el resto se quedará por ahí. No me las doy de pillo ni de vivo, quiero que se entienda pero no se entiende, se confunde con mi estado interno, que es más confuso.
La 151 no debe tardar. Llegó mi amigo. Ahí va. Ahí viene. Él sabe toda la historia, así que hablamos casi todo el tiempo de la 151. A él también le gusta, pero ese no es un problema. Los amigos saben compartir, dicen por ahí, pero esto es algo que le llaman intangible. También imposible. Busqué la palabra (intangible) en el diccionario de la biblioteca. Vi que le faltan hojas (al diccionario) y las que quedaban estaban negras en los bordes. Pensé en todas las manos que habrían hojeado esa edición de 1973 y creí que era hora de actualizarlo, pero lo pensé rápido y algo más rápido todavía logró llamar mi atención, pero ya me olvidé. Lo que no olvidé fue que me quedé un buen tiempo, porque de una palabra saltaba a la otra y así, todo el rato así. Todos los días aprender algo nuevo.
Mi amigo no lo nombro, porque si lo nombro van a saber quien soy yo, porque yo soy su único amigo. Por eso no me importa que comparta conmigo cosas que se supone no se comparten, porque si se enoja conmigo se va quedar sin amigos. Conociéndolo como es, sabiendo como es, sé que podría cometer una locura de esas que suele hacer y a mi eso va a hacerme sentir culpable y me va a doler también. Tal vez más que a él, porque viéndolo de afuera y tratando de entender, ya me está doliendo.
El otro día me dio pena. No digo por qué me dio pena. Creo que no lo tengo claro y me dijeron por ahí que no es bueno tomárselo tan en serio. Pero la cosa es que yo tenía pena ese día. En la tardecita. Por mí, por la 151 y por mi amigo, pero creo que no sé si por todo junto o si por todo un poquito. Hay buenos reflejos en ese edificio y eso me gusta, a mí me gusta ver esas cosas y en las tardes todas las ventanas están amarillas y rojas y a cada paso que das estás como en otra ciudad y como en otra calle, y no es nada raro, es sólo que la luz está bajando, nada más que eso. Asunto simple. Fácil y bonito. Yo no sé muchas cosas y tengo un problema de comprensión, me dijeron por ahí. Pero la pena me seguía avanzando, despacito.
La 151 pasa por afuera de mi casa pero siempre hago un largo trayecto para estar en ese paradero a la hora adecuada. Tiende a confundirme tanto que ya no sé ni lo que digo ni lo que intento decir.
Hago tonterías y sé que no es por el sol. Sé que no.

jueves, 6 de marzo de 2008

A TI

A ti que lees estas líneas, que estás bajando por una de las tantas autopistas de la ciudad en esta mañana de marzo o, tal vez, estás en un vagón del Metro —con la mirada extraviada, como todos los que viajan a esta hora—, o paladeas el primer café y recorres distraído las páginas de este diario, buscando algo que no sabes qué es. A ti, que llevas a tus hijos al colegio y que acabas de no escuchar una pregunta que te hizo tu hija más pequeña, porque estabas pensando en otra cosa. A ti, que acabas de salir de la ducha y te ves un instante en el espejo. A ti, que pasas rápido a mi lado y casi me empujas y no me ves. A ti, que —con apenas 18 años— te levantas con el tedio pegado en el alma y te enchufas al computador para no abrir la ventana de tu pieza que da al jardín. A ti, que miras a tu marido todavía dormir a tu lado, y ves su nuca y su piel gastada, y sientes en el centro de tu pecho un hueco, la sensación de un cansancio del que quisieras huir a miles de kilómetros de ahí. A ti, que estás comprando el pan sin emocionarte con su olor y su temperatura. A ti, que entraste al cajero automático y descubriste que el saldo de tu cuenta era negativo, y sientes miedo, rabia, angustia. A ti, que acabas de dejar a tu niño en la sala cuna y te fuiste sin cantarle esa canción "que a él tanto le gusta". A ti, que acabas de entrar en la oficina y te dispones a iniciar un día igual a todos los días, trabajando sin amor por lo que haces, como pieza de un engranaje que te devora.
A ti quiero agarrarte de la solapa, del brazo —con respeto, pero con fuerza—, a ti quiero detenerte en tu carrera loca y decirte lo que tal vez nadie te ha dicho nunca, porque no se enseña en los colegios ni aparece en los diarios. Yo no soy nadie para quitarte cinco minutos de tu atiborrada y desesperada agenda, soy uno más entre los millones que bajan esta mañana a comenzar un día más en la ciudad. Entonces, ¿por qué habrías de desconectarte de tu "iPod" o apagar tu celular para escucharme? Pensarás acaso que soy un predicador más, un vendedor de seguros, o alguien que quiere robarte a plena luz del día. Sé que me mirarás con recelo, con molestia, con desconfianza.
A ti, que me oyes pendiente de tu reloj, quiero decirte, antes de que desaparezcas devorado por la multitud: "El hombre es desgraciado porque no sabe que es feliz. ¡Eso es todo! Si cualquiera llega a descubrirlo, será feliz de inmediato, en ese mismo minuto. Todo es bueno".
¿Y eso era todo? —me dirás—. Sí, y te digo: todo lo demás, fuera de eso, es nada.
Si te he agarrado de la solapa y te he abordado a esta hora de la mañana de este jueves que escribo es para decirte que eres feliz y no lo sabes. Y que eso que te dije lo dijo una vez un hombre como tú, que se llamó Dostoyevski. Y yo, ¿quién soy para hablarte así, para entrar en tu privacidad y leerte la cita de un ruso que no conoces? Yo soy el muerto. Yo estoy muerto, tú estás vivo.
¿Muerto tú? —me dirás—. ¡Pero si puedo tocarte y verte y oírte!
Sí, pero estoy muerto. Yo me levantaba en las mañanas como tú, prendía la radio como tú, paladeaba un café como tú, miraba distraído las primeras nubes en el cielo, y llevaba a mi hijo al jardín, y no sabía que era feliz, que estaba vivo. No lo sabía, como tú no lo sabes, como no lo saben tantos que no pisan con placer las primeras hojas del otoño, que no se detienen a ver los primeros rayos de luz colarse por la ventana para entibiar la piel del o la que duerme todavía a tu lado.
Pero esto, en realidad, no me lo enseñó Dostoyevksi, sino mi pequeño hijo Clemente, un niño como millones de niños que en este momento son llevados al colegio, un niño que me hizo una pregunta que no escuché una mañana de un jueves como hoy. ¡Eres feliz y no lo sabes! Eso es lo que enseñan los niños que mueren, eso lo aprendemos de un golpe los que morimos con ellos, eso es lo que los vivos como tú no pueden escuchar.

CRISTIÁN WARNKEN

viernes, 29 de febrero de 2008

BISIESTO

"Ésta es mi última transmisión desde el planeta de los monstruos. No me sumergiré nunca más en el mar de mierda de la literatura. En adelante escribiré mis poemas con humildad y trabajaré para no morirme de hambre y no intentaré publicar."
(Roberto Bolaño, Estrella distante)

jueves, 28 de febrero de 2008

COMERCIAL

—¿Alumno?
—No, cliente.

TRETAS

Una calle de Arequipa es igual a una calle de Concepción-Chile. Es poco fácil creer algo de ese tipo. Yo tampoco me lo creo, pero es posible, y digo tampoco, como digo también, como digo que no es.
No es posible. Y si no es posible no lo escribo, aunque eso último no es tan así. “Escribe de lo que sabes” escuché a alguien decir alguna vez, tal vez yo mismo, pero la posibilidad la descarto. Sólo digo —y no miento— cuando digo sin fundamento alguno que una calle de Arequipa es igual a otra de Concepción-Chile. ¿Sólo palabras? “!No creas que son sólo palabritas, jueguitos de ingenio, llamaciones (palabra nueva) de atención¡"
Esa calle era igual. La dura que era igual. Yo no sé como, pero era, te juro.
¿Dónde está el truco?

miércoles, 27 de febrero de 2008

ENTRE COMILLAS

Claro. De otra forma no podía ser, así que lo encerré entre comillas. Es que no podía estar pasando y todo por quedarse pegado mirando la casa lila. Todo por que la casa de la esquina anterior era casi simétrica y con música de piano.
Pero las comillas y el contexto. Las comillas y la idea. A veces sí y a veces no. Las comillas que me ayudan. Que me dan una mano. Que me asustan mal usadas y échale la culpa también a que nadie respeta el paso de cebra, al día sin sol. Échale la culpa a cualquier cosa. Dale explicaciones complejas.
No digo me lo busqué. Digo casual y digo causal.
Siempre un gran “proyecto”, pero ha llegado el día “D” y la hora “H”.

INCENDIO

Hacer lo correcto y/o decir lo correcto. En casos extremos, cuando el nivel de aire baja a niveles alarmantes, proceda de forma tranquila. No se altere, eso puede jugarle en contra. Los extintores están pintados de rojo, pero si se toma el tiempo y si saca una llave (o algo parecido, algo metálico), si le da un pequeño rayón (rayar la pintura) verá que el color original no es rojo. Puede que se sienta avergonzado y lo oculte. Puede que diga me tomaron el pelo, pero no se lo tome tan en serio.
Siga luego con calma. No se altere. No se alarme. Dirija el chorro a la base del fuego. Asegúrese que sea extintor de CO2 y que activó todas las alarmas y la suya no. Vea las llamas subir. Vea las llamas alargarse. Hacer dibujitos.
Asómbrese, ahora sí, asómbrese de la cara que está poniendo (no el fuego, sino usted) y ahí, sólo ahí, cuando su rostro se haya relajado lo suficiente, corra a un espejo e intente un autorretrato. Dese cuenta y quédese ahí. Quédese tranquilo y sienta. Si tiene valor, si realmente usted tiene valor, permanezca frente al espejo y no se asombre de lo que viene después.

sábado, 9 de febrero de 2008

AUSENCIA

Las ideas son balas
hoy día y no puedo
usar flores por ti.
Hoy quisiera ser viejo
y muy sabio
y poderte decir
lo que aquí
no he podido decirte:
hablar como un árbol
con mi sombra hacia ti.
Como un libro salvado del mar,
como un muerto que aprende a besar,
para ti, para ti,
para ti, para ti.

Silvio Rodríguez

PARTE

A partir de algún momento, a partir de partir, del verbo partir.
Partí, lo hice de manera discreta. Partí.
Puede ser que me moví, porque esa podría ser una de las acepciones que estoy intentando para darle alguna forma a la idea. Ejercicio de dedos. Ideas.
No es lo mismo deslizar un lápiz que teclear. En algún momento eran hojas acumuladas junto a no sé qué, pero ahora son archivos. Asegúrese de asegurarlos de no sé qué.
Partí, lo hice de manera descarada. Partí.
Puede ser que se rompió, porque esa podría ser una de las acepciones que estoy intentando para darle alguna forma a la idea. Ejercicio de manos. Pensamientos.

lunes, 4 de febrero de 2008

AQUÍ NO

—El alquiler se cumplió:
te tienes que mudar;
ay, pero el problema es serio,
muy serio,
pero el problema es muy serio,
porque no hay con qué pagar.

Si encuentras cuarto vacío,
te tienes que mudar,
y si acaso no lo encuentras,
te tienes que mudar.
Si el dueño dice: "lo siento",
te tienes que mudar;
pero si no dice nada,
te tienes que mudar.
Como quiera, como quiera,
te tienes que mudar;
con dinero, sin dinero,
te tienes que mudar;
donde sea, como sea,
te tienes que mudar,
te tienes que mudar,
te tienes que mudar!

Calma, mi compadre, calma,
vamos los dos a cantar,
que llegue el casero ahora,
él nos podrá acompañar.
—¡Escuche, amigo casero,
ayer me citó el Juzgado,
y dije que no he pagado
porque no tengo dinero,
y estoy parado!
Yo no me voy a la calle,
porque la lluvia me moja;
venga usted, casero, y diga,
diga,
venga usted, casero, y diga,
diga,
si va a curarme el catarro,
si va a curarme el catarro,
después que el agua me coja!
Conozco hoteles vacíos
y casas sin habitantes:
¿cómo voy a estar de pie,
con tantos puestos vacantes?

Calma, mi compadre, calma,
vamos los dos a cantar;
que llegue el casero ahora,
él nos podrá acompañar.
¿Es que a usted lo achica el miedo?
No, señor;
a mí no me achica el miedo,
y aquí me quedo,
sí, señor,
y aquí me quedo,
sí, señor,
y aquí me quedo...

(Nicolás Guillén, Son del desahucio)

MOTIVO

“…ese mes que pasábamos en el Perú, cada año, generalmente en el invierno (julio o agosto), me permitía zambullirme en el ambiente, los paisajes, los seres sobre los cuales había estado tratando de escribir los once meses anteriores. Me era enormemente útil (no sé si en los hechos, pero sin la menor duda psicológicamente), una inyección de energía, volver a oir a hablar peruano, escuchar a mi alrededor esos giros, vocablos, entonaciones que me reinstalaban en un medio al que me sentía visceralmente próximo, pero del que, de todos modos, me había alejado, del que cada año perdía innovaciones, resonancias, claves.”

(Mario Vargas Llosa)

VERANO

“Nací con tinta en las venas. Eso, al menos, es lo que me gustaría creer. O lo que algunos entusiastas decían de mí cuando mi nombre aún poseía cierta capacidad de convocatoria. Nunca he tenido muy claro qué fluye exactamente por mis venas (mi ex mujer se ha encargado de esparcir el rumor de que no es más que un suero frío y gelatinoso), pero sí estoy convencido de que la tinta fue un factor decisivo en la construcción de mi personalidad, mi vida y mi carrera.
Carrera. Ya estoy usurpando términos. Verán, carrera no es el tipo de palabra que yo use con frecuencia. No como lo hace Martín Vergara, mi joven alumno en práctica. Como todos los que se han desarrollado pero aún no se forman, Martín es bastante cándido, aunque no por eso menos incisivo.
A tal grado llega su inocencia que está convencido de que perder un verano da absolutamente lo mismo. «Total», me dijo, «me quedan miles por delante.». Comete un error, claro, pero es muy joven para entender que lo único que a uno no le sobra es tiempo y veranos.”

(Alberto Fuguet, Tinta roja)

lunes, 28 de enero de 2008

CONTENTO

—¿Contento?
—Sí, caleta...

MORTALIDAD DEL CANGREJO

Intentar escribiendo todo el día es un asunto grave. No tanto, pero depende del punto de vista, como todo. Si escribes más de lo que hablas, te pones a hablar como escribes, y ese sí que es un asunto grave, porque nadie puede hablar como escribe, ni escribir como habla. Si lo intentas te va a ir mal. Puede que no te entiendan.
Nadie puede ni siquiera intentar escribir un pensamiento. Esas cosas están bien dentro de uno, salen no sé de donde, te dan vueltas por ahí y a veces te muerden. A veces te hacen cosquillas, pero no se pueden escribir. Bonitos intentos pueden haber, pero no, no se puede. No lo intentes.
(No pienses como escribes. No escribas como piensas. Deja las dos cosas bien separadas, júntalas sólo lo necesario y ya está. No más secretos por hoy.)
Lo malo de la comunicación (escrita, oral, telepática...) es que por cualquier cosa con o sin importancia puede surgir un malentendido. Arreglar el asunto puede convertirse en un asunto de vida o muerte. Mejor dicho, de vida o vida. Para lo otro falta todavía. A lo más, unos cincuenta años, a lo menos, nunca se sabe.

LÁPIZ BIC

¿Qué hago yo, hombre joven y vigoroso, algo desadaptado, algo soñador, algo me da vueltas en la cabeza a veces, algo me aprieta el pecho de vez en cuando... qué hago yo escribiendo con un puto lápiz Bic, si esa hueá me la había prohibido?

"Los lápices Bic escriben como el dick"
(No los use. No los compre.
Sea diferente. Note la diferencia.)

viernes, 25 de enero de 2008

CON EMBARGO

—Bueno, a ver, como le explico. Es grave el asunto. Es un asunto delicado. A ver, tome asiento…
(Yo me senté)

Y empezó otra vez. La misma historia.

—Es un asunto grave, entienda, no podemos seguir esperando.
(Yo puse atención. Intenté concentrarme)

Y me lo contó de otra manera. La idea era que entendiera. La idea era que el Banco no podía hacerse cargo de esas deudas.

—No podemos hacer nada. Hemos esperado mucho tiempo, era cosa de estar al día con el último mes, era…
(…un asunto delicado, ya lo sé)

La oficina estaba compuesta de tres módulos. Uno para los clientes del Banco y otra para los que estaban intentando repactar alguna deuda. Al joven de al lado mío le dicen que tiene que ver la forma de conseguirse unos cheques a fecha. Me mira un segundo y en la mochila abierta parece llevar un libro. Parece un pobre estudiante todavía. Parece esperar algo más aparte de lo que le están diciendo. Pero al parecer es algo lejos de aquí. Tal vez cerca de aquí pero lejos. Módulo 3 una señora demasiado vieja para estar viva.

—No queríamos llegar a este punto, pero podrían llegar a embargar sus bienes, hay posibilidades ciertas. No queríamos llegar a esto.
(¿No me diga?)

NOVEDADES

—Apolo de Apolo 2, cambio...
—Apolo listo...
—De Apolo 2, tango 7 cambio...
—De Apolo recibido.

jueves, 24 de enero de 2008

AVISO

"Se necesita gásfiter que sepa soldar cañerías de cobre"
(¿Es broma?)

INVIERNOES

Han estado los días algo brumosos. Eso no es tan grave, creo yo. Por lo mismo, sólo por esa razón, se viene por un segundo no cronometrable algún día de invierno. Puede ser ese mismo día. Día altamente sorprendente, diría yo, aunque ya era de noche. Yo no debería haber estado ahí, se supone que por ese tiempo me las daba de promotor-vendedor poco creíble. Pero ese día por algún motivo nada extraño estaba al aire libre. Al frío. No estaba intentando convencer a la gente de ese supermercado que la mejor telefonía, señora; sí, tiene los mejores canales de deporte, señor. Sólo estaba tratando de convencerme a mí mismo no sé de qué, o sí sé y no lo digo, dándole al lápiz, para variar. Creo que estaba pidiendo algo. Creo que me fijé que los vehículos estaban más apurados. Me fijé también en la oscuridad de invierno, oscuridad algo más oscura y más apta para hacerte preguntas. Me fijé también que alguien viene y me fijé después que hasta se me cambió la letra. Creo que hablé (o escribí) ahí mismo que sí habías visto alguna vez una carta viva, o algo así.

NO CLASIFICADO

Una vez más. La acción del día detenida a causa de un pequeño imprevisto. AM es mañana. Clasificación de esta historia: COMO POCO RECURRENTE. Voy a la letra R. Ahí está: recurrente, poco. Decenas de acepciones y combinaciones, pero yo voy por poco recurrente. Ahí la idea clara, listo todo, comienza la acción del día, no apta para ojos sensibles.
No voy a referirme a los protagonistas de esta historia. Se hablará de ellos. Se harán comentarios en forma solapada, se dirá y no se dirá, todo por respeto a los inocentes. Todo porque esta entrega es la clave*. El punto de unión que une a todas las demás. Los protagonistas viven. No voy a decir que en Iquique, porque no es ahí.
Ahí les va. Ojo con levantar la vista. Lea esto de corrido, mire que de otra forma no se tendrá el efecto deseado. Deseado: Clasificado en el archivo COMO POCO PROBABLE, entiéndase la letra P: probable, poco.

“Ahí estaba mi cuerpo algo inquieto. El sol, protagonista de muchas historias, hoy más tranquilo, medio suave. Veo las torres de iluminación del Tierra de Campeones y pienso que es el nombre más estúpido para nombrar ese estadio. Yo prefería ir a ver los partidos del CDI a Cavancha, pero ya esa cosa está demolida. Se ve el ir y venir de los vehículos hacia Hospicio, y me acuerdo del pedido. Me acuerdo. Me da un poco de escalofrío y no sé qué más, así que voy directo a la ducha. El agua no es tan fría como debería y el pedido me da vueltas. Me asusta de sólo pensarlo. El agua se escurre por el piso y no pienso secarme, no pienso eso, porque pienso en el pedido. Me asusta la idea, me asusta de sólo pensarlo. Así que no pienso, no pienso, no pienso.”

Ahora bien, paso dos: ¿Dónde encajar esto?
Paso tres: Crear una nueva forma de clasificación.
Paso cuatro: La historia sale solita.
Paso cinco: Censurado.

*No es la clave. Es un embuste.

martes, 22 de enero de 2008

UN DESAFÍO

VOZ DE SPEAKER: Cuando el Cordero abrió el séptimo sello, se hizo en el cielo un largo silencio. Y a siete ángeles, que estaban ante Dios, les fueron entregadas siete trompetas…

La noche apenas si ha refrescado la atmósfera cuando el sol anuncia ya su aparición a través de una cálida brisa que llega desde el horizonte grisáceo del mar. El Caballero Antonius Block está acostado sobre unas ramas de abeto extendidas sobre la playa. Tiene los ojos enrojecidos por el insomnio.
Jöns, sin embargo, duerme con ruidoso sueño de escudero. Quedó dormido tan pronto como se acostó en los linderos del bosque, entre arena gruesa, guijarros, y los pinos acariciados por el viento. Duerme con la boca abierta y el rostro vuelto hacia el cielo.
Los caballos se inquietan bajo el soplo de aire caliente, tendiendo sus hocicos hacia el mar. Su aspecto –delgados y desvaídos- es el mismo que el de sus dueños.
El Caballero se levanta y se dirige hacia la playa, justo hasta donde llegan las olas del mar, humedeciendo en el agua sus agrietados labios y su rostro quemado por el sol.
Jöns, por el contrario, sigue durmiendo. Se remueve en medio de su sueño. Duerme y parece como si gimiera, a la vez que se rasca violentamente la cabeza. Sus cabellos están cortados casi a ras de piel, lo cual permite apreciar una blanca cicatriz que le atraviesa toda la cabeza, partiendo desde encima de su ojo derecho.
El Caballero se deja caer de rodillas en la arena, con los ojos cerrados y la frente contraída. Se dispone a rezar. Junta fuertemente sus manos, una sobre la otra, y por entre los labios se escapan unas cuantas palabras ininteligibles. Su rostro expresa cierta angustia.
Transcurrido un tiempo, abre los ojos y mira hacia el sol, que empieza a aparecer sobre la superficie del mar, cubierta aún de bruma.
El Caballero se siente como abotargado bajo aquel cielo gris e inmóvil, que se asemeja a una inmensa cúpula de plomo.
Al oeste, en el horizonte, puede verse una gran nube sombría.
Y muy alto, apenas visible, un ave marina sobrevuela el mar con sus alas inmóviles, graznando de modo tan inquietante como extraño.
El caballo gris de Antonius Block levanta la cabeza y relincha.
El Caballero, entonces, se vuelve.
Y detrás de él, ve una figura completamente vestida de negro. Su rostro es muy pálido y oculta sus manos en los pliegues de su amplia capa.


EL CABALLERO: ¿Quién eres tú?
LA MUERTE: Soy la Muerte.
EL CABALLERO: ¿Acaso vienes a buscarme a mí?
LA MUERTE: Hace ya mucho tiempo que camino a tu lado.
EL CABALLERO: Ya lo sé.
LA MUERTE: ¿Estás dispuesto?
EL CABALLERO: Yo, sí. Pero mi cuerpo tiene miedo.
LA MUERTE: Es lógico. A todos les ocurre lo mismo. No tienes por qué avergonzarte.

El Caballero siente frío y se levanta. La Muerte, entonces, abre su capa con intención de cubrir las espaldas del Caballero.

El CABALLERO: Espera un instante…
LA MUERTE: Siempre ocurre igual. Todos me pedís lo mismo. Pero yo no concedo ningún aplazamiento.
EL CABALLERO: Tú juegas al ajedrez, ¿no es cierto?

Los ojos de la Muerte se avivan, como atravesando por una ráfaga de repentino interés.

LA MUERTE: ¿Cómo lo sabes?
EL CABALLERO: Lo he visto en los cuadros y lo he oído en infinidad de canciones y leyendas.
LA MUERTE: Sí, es verdad. Soy un jugador de ajedrez muy hábil.
EL CABALLERO: ¡Pero estoy seguro que no eres más fuerte que yo!

El Caballero busca en el interior de su gran saco de viaje y extrae de él un pequeño tablero de ajedrez, que pone cuidadosamente sobre el suelo, comenzando a colocar las piezas.

LA MUERTE: ¿Por qué quieres jugar conmigo al ajedrez?
EL CABALLERO: Eso es asunto mío… Te lo diré tan sólo si aceptas mi desafío.
LA MUERTE: Está bien; acepto.
EL CABALLERO: He aquí mis condiciones… Habrás de dejarme vivir mientras no me venzas. Y, si yo te doy jaque mate a ti, entonces tendrás que perdonarme la vida. ¿De acuerdo?

El Caballero tiende sus dos manos juntas hacia la Muerte, que le mira fijamente a la vez que sonríe. La Muerte señala una de las manos del Caballero, que éste abre para enseñar un peón negro.

EL CABALLERO: Las negras son para ti.
LA MUERTE: Es el color que mejor me va, ¿no crees?

El Caballero y la Muerte se inclinan sobre el tablero de ajedrez.
Tras un momento de duda, Antonius Block se decide a adelantar el peón de rey, con lo cual da comienzo a la partida, tan trascendental para él.
Y la Muerte le replica adelantando igualmente su peón de rey.

"EL SÉPTIMO SELLO"
INGMAR BERGAM
1957
(Guión)

lunes, 21 de enero de 2008

FASE REM

(Sueño paradójico.
Sueño más elaborado.
Ojos moviéndose rápido.
Alguna confusión.)

But that was just a dream
That was just a dream...

("LOSING MY RELIGION"/R.E.M./OUT OF TIME/1991)

TRINCHERAS

Originalmente no se llamó Primera Guerra Mundial. Sucede que no se esperaba que hubiera una segunda, así que sólo se denominó Gran Guerra.
En el Marne, Verdún o el Somme, daba lo mismo: las trincheras siempre eran húmedas, frías y apestosas.
Técnicamente se conocen como "posiciones".

HERIDAS

”(Imagínate que tienes una herida en alguna parte de tu cuerpo, en alguna parte que no puedes ubicar exactamente, y que no puedes, tampoco, ver ni tocar, y supón que esa herida te duele y amenaza abrirse o se abre cuando te olvidas de ella y haces lo que no debes, inclinarte, correr, luchar o reír; apenas lo intentas, la herida surge, su recuerdo primero, su dolor en seguida: aquí estoy, anda despacio. No te quedan más que dos caminos: o renunciar a vivir así, haciendo a propósito lo que no debes, o vivir así, evitando hacer lo que no debes. Si eliges el primer camino, si saltas, gritas, ríes, corres o luchas todo terminará pronto: la herida, al hacerse más grande de lo que puedes soportar, te convertirá en algo que sólo necesitará ser sepultado y que aún así podría pasarse sin ese requisito. Si esto ocurre, querrá decir que tenías un enorme deseo de vivir y que exasperado por la imposibilidad de hacerlo como querías, preferiste terminar, y esto no significará, de ningún modo, heroísmo; significará que tenías una herida, que ella pudo más que tú y que le cediste el sitio. Si eliges el segundo camino, continuarás existiendo, nadie sabe por cuánto tiempo: renunciarás a los movimientos marciales y a las alegrías exageradas y vivirás, como un sirviente, alrededor de tu herida, cuidando que no sangre, que no se abra, que no se descomponga, y esto, amigo mío, significará que tienes un enorme deseo de vivir y que, impedido de hacerlo como deseas, aceptas hacerlo como puedas, sin que ello deba llamarse, óyelo bien, cobardía así como si elegiste el primer camino nada podrá hacer suponer que fuiste un héroe: resistir es tan cobarde o heroico como renunciar. Por lo demás, las heridas no son eternas, y mejoran o acaban con uno, y puede suceder que después de vivir años con una, sientas de pronto que ha cicatrizado y que puedes hacer lo que todo hombre sano hace, como puede ocurrir, también, que concluya contigo, ya que una herida es una herida y puede matar de dos maneras: por ella misma o abriendo en tu cerebro otra, que atacará, sin que te enteres, tu resistencia para vivir; tú tienes una herida, supongamos, en un pulmón, en el duodeno, en el recto o en el corazón, y quieres vivir y resistes, no te doblegas, aprietas los dientes, lloras, pero no cedes y sigues, aunque sea de rodillas, aun arrastrándote, llenando el mundo de lamentaciones y blasfemias; pero un día sientes que ya no puedes resistir; que tus nervios se sueltan, que tus rodillas y tus piernas no te soportan y se doblegan: caes entonces, te entregas y la herida te absorbe. Es el fin: una herida se ha juntado a la otra, y tú, que apenas podías aguantar una, no puedes con las dos.

”Pero imagínate que no tienes ni la primera ni la segunda herida de que te he hablado, sino otra, una con la que puedes nacer o que puede aparecer en el curso de tu existencia, en la infancia, en la adolescencia, en la adultez, espontáneamente o provocada por la vida.

”Hoy es un día de sol y de viento y un adolescente camina junto al mar; parece, como te decía hace un rato, caminar por un sendero trazado a orillas de un abismo. Si pasas junto a él y le miras, verás su rostro enflaquecido, su ropa manchada, sus zapatos gastados, su pelo largo y, sobre todo, su expresión de temor; no verás su herida, esa única herida que por ahora tiene, y podrás creer que es un vago, un ser que se niega a trabajar y espera vivir de lo que le den o de lo que consiga buena o malamente por ahí; pero no hay tal: no te pedirá nada y si le ofreces algo lo rechazará con una sonrisa, salvo que al ofrecérselo le mires y le hables de un modo que ni yo ni nadie podría explicarte, pues esa mirada y esa voz son indescriptibles e inexplicables. Y piensa que en este mismo momento hay, cerca de ti, muchos seres que tienen su misma apariencia de enfermos, enfermos de una herida real o imaginaria, aparente u oculta, pero herida al fin, profunda o superficial, de sordo o agudo dolor, sangrante o seca, de grandes o pequeños labios, que los limita, los empequeñece, los reduce y los inmoviliza).

(Manuel Rojas, Hijo de ladrón)

jueves, 17 de enero de 2008

CONFERENCIA

"Perdón y Nación"
por el Dr. Humberto Giannini
Conferencia de Clausura Escuela de Verano UDEC
Audorio Universidad de Concepción
18:30 Hrs.

CARTAS

"Hace mucho tiempo que no le escribo, señora Milena, y también hoy le escribo por una casualidad. En realidad no tengo que disculparme de mi silencio, usted ya sabe cómo odio las cartas. Toda la desdicha de mi vida —no quiero con esto quejarme, sino hacer una observación de interés general— proviene por así decir de las cartas o de la posibilidad de escribirlas. Las personas casi nunca me han traicionado, pero las cartas siempre; y en verdad no las ajenas, sino justamente las mías. En mi caso es una desgracia muy especial, de la que no quiero seguir hablando, pero al mismo tiempo es también una desgracia general. La sencilla posibilidad de escribir cartas debe de haber provocado —desde un punto de vista meramente teórico— una terrible desintegración de almas en el mundo. Es en efecto una conversación con fantasmas (y para peor no sólo con el fantasma del destinatario, sino también con el del remitente) que se desarrolla entre líneas en la carta que uno escribe, o aun en una serie de cartas, donde cada una corrobora la otra y puede parecerse a ella como testigo. ¿De dónde habrá surgido la idea de que las personas podían comunicarse mediante cartas? Se puede pensar en una persona distante, se puede aferrar a una persona cercana, todo lo demás queda más allá de las fuerzas humanas. Escribir cartas, sin embargo, significa desnudarse ante los fantasmas, que lo esperan ávidamente. Los besos por escrito no llegan a su destino, se los beben por el camino los fantasmas."
(Franz Kafka, Cartas a Milena)

MUDANZA

La lluvia sorpresiva. Inesperada. Va golpeando el techo apenas. Se arrepiente casi de estar cayendo y en el trayecto intenta volver. Por un segundo parece eso pero no: se desarma, rearma y humedece y es más bien un sonido suave, lluvia fuera de temporada.
Viendo caer eso del cielo, eso que se intenta nombrar, una sonrisa al ver el departamento del frente vacío. Vacío, ya no tiene cortinas. Un letrero de “Se Arrienda” pegado en su ventana llega hasta aquí, visualmente hasta acá. Realmente se supone que dice eso, casi se ve; casi no la mancha más borrosa que es número telefónico, dice la experiencia. Si no es número telefónico voy a sentirme culpable de algo otra vez.
Cerca de seis meses esperando que ese lugar estuviera disponible. Tenía una ubicación excelente. Grandes ventanas, que decían sol tarde y mañana. Tenía una entrada discreta y la salida donde mismo.

miércoles, 16 de enero de 2008

TU MARCELLUS ERIS

«Mira cómo llega Marcelo señalado por opimo
botín y vencedor sobresale entre todos los soldados.
Éste los intereses de Roma en medio de gran revuelta
afirmará a caballo, tumbará a los púnicos y al galo rebelde,
y colgará el tercero al padre Quirino las armas capturadas.»

"Heu, miserande puer, si qua fata aspera rumpas,
tu Marcellus eris."

(Virgilio, La Eneida)

SEGUNDOS DEL DÍA

Ahí. Mirando. Admirando. Es una buena forma de decirlo. Es una buena forma de describirlo, si tomamos en cuenta que hay cosas indescriptibles y por más que se intente no es posible, aunque haya buena intención y la consabida inspiración absolutamente necesaria para estos casos, era que no.
Por lo mismo, una opción válida es permanecer en silencio. Ni siquiera dársela de inteligentoso ni sensibloide, nada de lo que no soy ni pretendo.
Otra opción válida es hablar hasta por lo codos, y dárselas de.
Por lo mismo, a partir de aquí, a partir de ahora, unos segundos de meditación (1,2,3...). Suficiente.
Ahora, con las ideas claras, con ninguna certeza, con un papel borroneado en el bolsillo, encamino los pasos. Mis pasos.
Voy contando. Voy pensando. Voy dispuesto.
Voy y vengo.
Voy y vuelvo.

martes, 15 de enero de 2008

ASESORÍAS

Pueden ejercerse acciones legales. Demandas y Querellas. Puede decirse que la corrupción no es tan alta si se compara con los otros países del vecindario.
Puede decirse que una buena asesoría es una buena asesoría.

UNOS TRADUCTORES

Traducimos textos. Nos pagan por eso, a veces ganamos algo. Una palabrita que no es adecuada porque daña la idea original, porque de ahí la dejas como fuera de contexto, porque la subjetividad del autor no se puede atrapar y porque el lenguaje es sólo un uso, un intento de.

CONSTANTE (UP/DOWN)

Por cierto, no puedo dejar de hacer este tipo de cosas. Constantemente, y llamémoslo como queramos, pero no puedo evitarlo. Hoy la subida fue algo más empinada, algo más el sol. Algo fuerte, la palabra adecuada. Hacia arriba, o arriba mejor dicho, cuando estás ahí, tienes una vista algo privilegiada.
Subir y vajar. Después de bajar, subir. Y convertir todo en un círculo vicioso, si es para no creer lo que nos dijo la dueña, que como era posible, que hasta cuando, que si yo no iba a molestarme.
—Claro que no, doña Juana. Haga lo que tenga que hacer.
Nos tocaba bajada. Nos tocaba quien se atreve. Nos tocaba hacer el ridículo. Mientras la gran mayoría sube, la gran minoría en relajo espontáneo, aprovechando el descanso merecido.
Yo (nosotros) aquí. A punta de golpes vas a terminar por aprender. Lección poco convencional se anota y se deja marcada. No confundir con la buena acción del día. Con el mal pensamiento a la orden del día.
—Fúmate un cigarrito, no seai hueón, mira que de algo hay que morirse.
Y te miro de una manera. De una manera. De una manera que guardas profundo silencio. Dicen por ahí que un hielo entró en la habitación y que la tensión era tal que se podía cortar con un cuchillo y que quien sabe qué cosas más.
Yo sólo digo y pienso una cosa. Me la guardo. Guárdate tus cigarros.
En un rato más, otra vez subir.

lunes, 14 de enero de 2008

A CONCIENCIA

—¿Erís tonto o te hací?
—No sé.

APOCALYPSE NOW

Uno de estos días voy a tener que hacer eso. Ahí va. Ahí parece ir. Ahí las cosas están tomando una tonalidad diferente. Unos reflejos algo fuera de contexto, pero en estos casos el contexto se va donde mejor sea recibido. Pero pongo atención y definitivamente ahí va.
Primera parte: Encontraron al implicado en el crimen en los precisos momentos en que iba a encontrarse con su pareja. El tipo debe haber puesto una cara de sorprendido, pero sabía que estaban tras sus pasos. La mina se fue detenida también como encubridora. Una redada planificada. Un abrazo roto. Una captura limpia en las calles sofocantes de Ñuñoa.
Segunda parte: Corte las cebollas en pluma, o a la pluma, o como sea. Prenda el sartén, o la sartén, o como sea.
Tercer acto: This is The End, my only friend, the end… (y si la sala era buena, podías sentir como los helicópteros se sobreponían a la música. Como se te venían encima, como eras por un momento parte de todo eso. Se supone que esa era la idea.)
("THE END"/THE DOORS/1967)

miércoles, 9 de enero de 2008

MÁS CAMBIOS

Sale Velasco.
Entra Pérez-Yoma.
Yo no paro de reírme.

IMAGINACIÓN

—¿Te imaginai?
—No. No me imagino.

CARACTERÍSTICAS

La calle más corta de este lugar se caracteriza por venir de un lugar que no se ve desde el antejardín de hibiscos. Se caracteriza además de ser corta, por tener casi todas las casas pintadas de rojo o amarillo. Todo eso le da un efecto algo especial por las tardes y sólo por las tardes. En la mañana la luminosidad se caracteriza por nada especial y algún ruido a veces, pero nada como el canto de los pájaros que se levantan sagradamente a las cuatro y media de la mañana.
Se caracteriza este canto por ser corto y rápido. Corto y rápido. Rápido y corto. Después es como si se volvieran a dormir. Pero yo sé que no. Yo sé que sólo están callados. Es imposible que se duerman en tan poco rato. Se caracteriza este momento por intentar saber en que estarán los pájaros y si es canto, trino o ruido molesto, aunque es sólo un punto de vista. Después de un momento de silencio incalculable, otra vez vuelven, pero con más ganas. Y comienza a iluminarse de a poco pero todavía el sol está bien escondido. Y se ilumina y el sol se delata con luz ascendente. Creciente. Envolvente.
Si sales, si pones los dos pies afuera del antejardín que se caracteriza por no sé que, afuera se ve perfectamente de donde viene la calle corta. Viene de una calle más grande, que se caracteriza por ser altamente transitada en esta época del año. El efecto solar en las tardes sobre las casas amarillas y rojas sólo lo supongo.
Sucede que a esa hora no estoy.