CREER O NO CREER, HE AHÍ EL DILEMA

(Recopilaciones diversas de individuos diversos. De gente real del mundo real. Algunos dan a conocer sus verdaderas identidades, otros la ocultan y a los más pavos los echamos al agua... onda sapeo)
apuntesinsanos@gmail.com

viernes, 30 de mayo de 2008

VIERNES

Es una cosa de no creerlo. Claro que no. Se me torció un pie y ahora voy a saltos por dos cuadras. No es tan malo. No es tan malo me repetí y yo me lo creí. Era una día azul, de nubes blancas y gordas que se movían y si te fijas en como es que el cielo se va dejando ver así, de una forma que todos quedaran asombrados si les aviso: “Oigan, ¿pero que no les dije que me había torcido el pie?”
“No, no nos avistaste. No nos avisaste porque esas cosas nunca se saben.”
“Un pequeño accidente, ven que tengo algo para eso.”
“Sí que eres un gran impostor, sí que sí.”
Esas eran las respuestas que no esperaba. En realidad, no se esperaban respuestas ni comentarios a accidentes falsos. Pero verdad que no podía caminar. A veces, a quien no le ha pasado, que estás soñando y te quedas pegado al piso, pero ahora es más o menos cierto. No sé. Era un desnivel del terreno. Era un pedazo de la ciudad mal planificada, una baldosa suelta, una raíz de árbol que quiso salir a tomar aire, qué se yo. Ahí van. Yo no puedo dejarme ver así. Voy a agachar la cabeza y voy a pensar en todo esto que está pasando. Que no es tan grave. No es tan grave porque no vi la vida pasar ante mis ojos, pero sí que vi un auto que se pasó dos luces rojas, a la luz de esta noche que parece día de nubes blancas, de cielo azul, me duele el pie. Es verdad. Voy a necesitar tratamiento. No sé. No me gustan los hospitales pero no hay caso. Es algo, es, como describirlo, como ponerlo con palabras. Es algo real, en la medida de lo posible real. Tengo un pie que no puedo apoyar en el piso, lo que me obliga a ir saltando. A ir afirmándome en las paredes.
Ahí hay un timbre. Hay una placa. Ando de suerte. Es la consulta de un traumatólogo. ¿Isapre o Fonasa, sería tan amable? Y sigo andando. Es raro, pero me siento mejor que nunca. No hay caso. No hay como estar sin poder andar como la gente. Cuando te pasan estas cosas recién le tomas el valor y el peso a lo que tenías antes, pero pensándolo bien corro dos cuadras. Es lo mejor. Dos cuadras corro y dos apoyado en la pared. Aunque duela y aunque me haga más daño. Aunque me quede sin pie. No tengo más alternativa que eso, y es una buena opción, ahora que ya se van quedando los árboles sin hojas y ahora que todo está mucho más vacío, si se ha visto algo mejor y peor a la vez. Alguna vez.
Voy andando. Simplemente andando. No importa que día es. Ni la hora. La cosa es que estoy a pasos del lugar, y me siento bien, por Dios que sí. Es, como ponerlo con palabras (se repite), algo no apto para normales. Si usted es normal es poco probable que entienda esto. Si usted es de los otros, es mucho más improbable. Tengo una fijación con las respuestas que me dan cuando me pasan estas cosas. Y llego y ahí están. Lo que había imaginado, a saber:
“No, no nos avistaste. No nos avisaste porque esas cosas nunca se saben.”
“Un pequeño accidente, ven que tengo algo para eso.”
“Sí que eres un gran impostor, sí que sí.”
Y yo “¿que no les dije que me había torcido el pie?” y otro viernes más en la ciudad. Todos como a esta hora estamos vueltos locos.

jueves, 29 de mayo de 2008

VIAJE ESPACIAL

Mi estar en una encrucijada más o menos. Sí. Más o menos. Dos de las personas que creí personas respetables y venerables se van España. Dicen que en Barcelona sí se puede. Joder que creo que sí y la palabra no es correcta en esta historia. Pero sí que lo es. O era que tienen conocidos en Murcia o es que todo ese país me da lo mismo. Coño que creo que no.
A eso de las dos de la mañana, cuando vimos que ya no se acababa la botella, cuando supimos que qué era lo que se nos venía ahora, cuando pusimos todas esas cosas a la balanza, a las dos de la mañana. No era una buena idea. Siempre pensé que era una locura. Siempre les hice saber sus errores. Desde mi punto de vista eran errores, pero ellos no te metas, que esta no es tu guerra. ¿Y los momentos, qué hago con los momentos?¿Qué tal si les tiro el pasaporte por la ventana?¿Por qué no me haces el favor de caer a la altura de Barros, desde ese balcón de ventana mal diseñado, con tus plantitas con nombre, que son para consumo colectivo? ¿Que hablo por la herida?¡Por favor! Sácate otro caño, sácate otro caño y fíjate bien en las caras. Toma nota. Haz un mapa mudo y tus alumnos no se comparan a los míos, si empezamos con las comparaciones podemos llegar otra vez al inicio de todo. Te lo recuerdo. Te refresco la memoria. Terminal de buses Collao, de amanecida. Cuando llegué con las puertas cerradas en la cara y no era la idea llegar con tanto rechazo, si te pregunto por ella vas a decirme lo mismo y vas a esquivarme los ojos, no te hagas, por favor no te hagas o te rompo la cara, mira que ya está haciendo un frío de mierda. No digas que no te avisé. No digas que no te dije lo que tenía que decirte. No seas así. No te pongas de esa manera. Esos días eran como que empezaban. Como que terminaban. No fue idea mía, di que te obligaron. Dilo de una forma, dilo rápido, que si no se dice ahora no va a haber otra vez. No va a haber otra vez. Carriel Sur es en Talcahuano y piensan cambiar de lugar todo eso, porque hay peligros. En toda esa área hay peligros para la aeronavegación. Concepción/Santiago/Madrid/y de ahí seguro se pierden/no hallan por donde.
No es por algo que dije. No es por algo que no hice. Yo dije que si decidían eso me iba a sentir. Claro. No es mi culpa. Véanme a mi y dense cuenta. Yo vengo recién llegando. Y sé que no es fácil, claro que no. ¡Claro que no! Pero eso me huele a escapada. No es la idea. Es un asunto de billetes. De lucas. Yo dije que no lo intentaran. Yo les avisé con tiempo. Por último me habrían avisado y ahora también estaría en las mismas, que sabemos que para los demás eso es delito pero desde nuestra extraña concepción de la realidad no lo es. Concepción extraña. Extraña a los que tienen que irse por razones absurdas, pero no me interesa recordarlas. Todo porque se sabe que es grave. Quien iba a pensar que serían capaces. Si duermen su poco yo lo les llevo los bolsos, porque yo sé qué es lo mejor y eso que no me gusta. El Manzano es en Concepción y esa sí que no es una buena idea, claro que no. Pero sabían que ya no hay más alternativa. No la hay. No la había, pero si me vuelves a pasar ese vaso vacío sí que me enojo.
Cachen como es que amanece. Fíjense en los colores. Me dejo de recuerdo tus plantitas con nombre, eso nomás.
Manden fruta.

LOS SUCESOS

Concluimos que era una cocina. Originalmente una cocina. El uso que por años y la función dejaron marcas en las esquinas, en las grietas. Sin más discusión se propone encender un fuego. Se acepta. Se procede. Muchas veces veníamos a este lugar, y el motivo de hoy es reunión secreta. Contamos con todos, pero enumérense, mejor enumérense, digan su nombre uno por uno y no me digan que lo olvidaron. No creen ni pongan misterio donde donde no corresponde. Esto no es un simulacro y si pusieron atención el fuego que sube y baja es falso. Aunque no pregunten como es que cumple con funciones como calefacción, como fascinación. Yo tuve(engo) una amiga que tenía fósforos todos los días, pero era un problema los días de lluvia. Ahí yo le hacía ver las ventajas del encendedor. No decía su nombre durante los procedimientos de rutina, durante nuestras autoidentificaciones. Ella sólo hacía sonar la cajita. Unos destellos en sus ojos, tal vez hacia mí, pero error… justo ahí había una ventana y seguro que ahí se perdía su pensamiento. No era yo. No era ninguno de los innombrables pero ya se querían el privilegio. Y ella está aquí, en esta reunión, y no tengo idea qué somos ahora. Somos ya es algo. Decirlo así es una manera de tenerla cerca y de decir cosas acerca de ella. Cosas que no son ella y que hago como si, aunque nadie sabe en realidad hasta que punto yo confundo realidad con ficción. Realidad y fantasía no es lo mismo y realidad e imaginación es otra cosa. Póngase atención a la e.
Volví la vista. Miré bien. Era una cocina. Fue una cocina. Dicen que baño, dicen que bodega, pero que importa ya. El uso que le dan me tiene sin cuidado. El uso imaginado. El uso concreto. Mejor me quedo junto a la ventana y pienso que quizás yo, pero de un momento a otro me aterrizan. De un segundo a otro aterrizo y me doy cuenta donde estoy. De lo que se espera de mí. Demuestro seguridad cuando se me pide lo que se pide. Y lo que se me pide es en verdad riesgoso, por decirlo de alguna manera.
—¿Puedes hacerlo?
Esa fue la pregunta. Sé que todos los ojos estaban puestos en mí. Sé que dejó de mirar por la ventana y supe que podía llegar a demostrar mis capacidades (yo era capaz que ni se imaginan). Aunque el motivo y la finalidad de todo esto estaría más allá de estas paredes empapeladas de grasa, a pesar de que estoy convencido de que esto es cocina todavía y que las discusiones acerca de hasta donde estábamos dispuestos a llegar son, por decirlo de alguna forma, discusiones.
Nadie tiene claro en qué irá a terminar esto.

sábado, 24 de mayo de 2008

RECUERDOS


RECUERDOS DE JUVENTUD


Lo cierto es que yo iba de un lado a otro,
A veces chocaba con los árboles,
Chocaba con los mendigos,
Me abría paso a través de un bosque de sillas y mesas,
Con el alma en un hilo veía caer las grandes hojas.
Pero todo era inútil,
Cada vez me hundía más y más en una especie de jalea;
La gente se reía de mis arrebatos,
Los individuos se agitaban en sus butacas como algas movidas por
. .las olas
Y las mujeres me dirigían miradas de odio
Haciéndome subir, haciéndome bajar,
Haciéndome llorar y reír en contra de mi voluntad.

De todo esto resultó un sentimiento de asco,
Resultó una tempestad de frases incoherentes,
Amenazas, insultos, juramentos que no venían al caso,
Resultaron unos movimientos agotadores de caderas,
Aquellos bailes fúnebres
Que me dejaban sin respiración
Y que me impedían levantar cabeza durante días,
Durante noches.

Yo iba de un lado a otro, es verdad,
Mi alma flotaba en las calles
Pidiendo socorro, pidiendo un poco de ternura;
Con una hoja de papel y un lápiz yo entraba en los cementerios
Dispuesto a no dejarme engañar.
Daba vueltas y vueltas en torno al mismo asunto,
Observaba de cerca las cosas
O en un ataque de ira me arrancaba los cabellos.

De esa manera hice mi debut en las salas de clases,
Como un herido a bala me arrastré por los ateneos,
Crucé el umbral de las casas particulares,
Con el filo de la lengua traté de comunicarme con los espectadores:
Ellos leían el periódico
O desaparecían detrás de un taxi.

¡Adónde ir entonces!
A esas horas el comercio estaba cerrado;
Yo pensaba en un trozo de cebolla visto durante la cena
Y en el abismo que nos separa de los otros abismos.

(Nicanor Parra)

LIBERTAD

"Nadie es libre. Hasta los pájaros están encadenados al cielo."

BOB DYLAN

viernes, 23 de mayo de 2008

ESCRIBÍ

Ahora que quizás, en un año de calma,
piense: la poesía me sirvió para esto:
no pude ser feliz, ello me fue negado,
pero escribí.

Escribí: fui la víctima
de la mendicidad y el orgullo mezclados
y ajusticié también a unos pocos lectores;
tendí la mano en puertas que nunca, nunca he visto;
una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies.

Pero escribí: tuve esta rara certeza,
la ilusión de tener el mundo entre las manos
—¡qué ilusión más perfecta! como un cristo barroco
con toda su crueldad innecesaria—
Escribí, mi escritura fue como la maleza
de flores ácimas pero flores en fin,
el pan de cada día de las tierras eriazas:
una caparazón de espinas y raíces.
De la vida tomé todas estas palabras
como un niño oropel, guijarros junto al río:
las cosas de una magia, perfectamente inútiles
pero que siempre vuelven a renovar su encanto.

La especie de locura con que vuela un anciano
detrás de las palomas imitándolas
me fue dada en lugar de servir para algo.
Me condené escribiendo a que todos dudaran
de mi existencia real,
(días de mi escritura, solar del extranjero).
Todos los que sirvieron y los que fueron servidos
digo que pasarán porque escribí
y hacerlo significa trabajar con la muerte
codo a codo, robarle unos cuantos secretos.
En su origen el río es una veta de agua
—allí, por un momento, siquiera, en esa altura—
luego, al final, un mar que nadie ve
de los que están braceándose la vida.
Porque escribí fui un odio vergonzante,
pero el mar forma parte de mi escritura misma:
línea de la rompiente en que un verso se espuma
yo puedo reiterar la poesía.

Estuve enfermo, sin lugar a dudas
y no sólo de insomnio,
también de ideas fijas que me hicieron leer
con obscena atención a unos cuantos sicólogos,
pero escribí y el crimen fue menor,
lo pagué verso a verso hasta escribirlo,
porque de la palabra que se ajusta al abismo
surge un poco de oscura inteligencia
y a esa luz muchos monstruos no son ajusticiados.

Porque escribí no estuve en casa del verdugo
ni me dejé llevar por el amor a Dios
ni acepté que los hombres fueran dioses
ni me hice desear como escribiente
ni la pobreza me pareció atroz
ni el poder una cosa deseable
ni me lavé ni me ensucié las manos
ni fueron vírgenes mis mejores amigas
ni tuve como amigo a un fariseo
ni a pesar de la cólera
quise desbaratar a mi enemigo.

Pero escribí y me muero por mi cuenta,
porque escribí porque escribí estoy vivo.

(Enrique Lihn, Porque escribí)

martes, 20 de mayo de 2008

MAYO

"Debido a que la Universidad estaba en crisis mientras la sociedad crecía y se transformaba, el movimiento estudiantil, desde su formación en Nanterre, reveló por medio del escándalo y la provocación grandes conflictos y preparó combates que concernían a toda lo sociedad.
Nunca estuvo mejor empleado el término de movimiento. Esta rebelión fue la obra de individuos y de grupos que no eran rebeldes sino revolucionarios. La diferencia entre estas dos actitudes reside en que los rebeldes rechazan el orden establecido y los revolucionarios apelan a las fuerzas que son capaces de destruirlo y de reemplazarlo por otro."

ALAINE TOURAINE

miércoles, 14 de mayo de 2008

TE DOY UNA CANCIÓN

Cómo gasto papeles recordándote,
cómo me haces hablar en el silencio,
cómo no te me quitas de las ganas
aunque nadie me ve nunca contigo.
Y cómo pasa el tiempo que de pronto son años
sin pasar tú por mí, detenida.

Te doy una canción si abro una puerta
y de las sombras sales tú.
Te doy una canción de madrugada,
cuando más quiero tu luz.
Te doy una canción cuando apareces
el misterio del amor.
Y si no lo apareces no me importa:
yo te doy una canción.

Si miro un poco afuera me detengo:
la ciudad se derrumba y yo cantando.
La gente que me odia y que me quiere
no me van a perdonar que me distraiga.
Creen que lo digo todo, que me juego la vida,
porque no te conocen ni te sienten.

Te doy una canción y hago un discurso
sobre mi derecho a hablar.
Te doy una canción con mis dos manos,
con las mismas de matar.
Te doy una canción y digo: “Patria”,
y sigo hablando para ti.
Te doy una canción como un disparo,
como un libro, una palabra, una guerrilla:
como doy el amor.

Silvio Rodríguez

QUE LAS PALABRAS

Palabras. Que las palabras nunca sobran y que nunca están de más. Que las palabras. Que las palabras que escribo y que te digo en pensamientos. Que las palabras. Apiladas en ideas escritas que van hacia ti y quien sabe como las recibes. Que las palabras. Un mensaje. Una idea. Un forma de acercarme a ti, de estar contigo, de escribir tengo la ventaja que suelo atrapar al mundo a mi manera. Sin querer al lugar común. Sin pensar al mismo lugar. Que las palabras. Que las palabras me llevan, que las palabras andan por ahí, esperando por mí que les de un orden, que les de la forma correcta y que te diga lo que tengo de decirte.
Que las palabras…
Y tienes razón, las palabras nunca sobran. Sobre todo las que tengo que decirte.


(Escribir es dejar testimonio. En cierto sentido, es más que decir. Es como decir con seguro, porque las letras quedan.)

jueves, 8 de mayo de 2008

DESVIACIÓN

No sé. Realmente, si me dices eso, si me lo dices así, yo no entiendo mucho. Soy medio lento a veces. Pero ahora hay más tiempo. Ahora, como ves, hay más tiempo. El reloj de la iglesia está algo descuidado, no te lo había dicho, pero sé que te fijaste por la cara que pones. El punto es que no me quiero desviar del asunto, pero uno siempre termina desviándose. Es como el otro día, nos desviamos y nos perdimos. No le pusimos atención a la señalización… ¿y… oye… me estás poniendo atención? Parece que no, pero no te enojes. Ahora voy al punto. A ver. De donde parto. Del principio. Dicen que esa es la forma más correcta de empezar. Pero si me complico me avisas. La idea es que se entienda. Tú me vas a decir si me enredo mucho, porque no me doy cuenta. No sé. Me acordé de algo. El otro día creo que te lo dije, o sea, a ver, de cierta forma. La forma del reloj es rara. Está algo atrasado y eso parece que a la gente no le importa. En realidad la gente no se da cuenta de nada. Todos andan en no sé que estado, pero pensándolo bien la gente tiene sus asuntos importantes. Importantes para ellos desde su punto de vista, pero para mí importan nada. Y no hago juicios de valor, si te interesa saberlo. No me meto en la vida de nadie, pero a la gente es como que nada le importa… otra vez me desvié del asunto. No sé. Dime si se entiende. En realidad no se entiende porque no te he dicho nada. Llevo más de una hora hablándote y no te digo nada. No sé. Deja ordenarme. Estar más claro. Hoy se me cayó una papel donde tenía anotado un asunto sin importancia. Un papel que se fue volando. La cosa es que a las dos horas seguía ahí, o sea, ahí. Estaba medio escondido entre las hojas y yo dije que raro. No se voló. Seguía ahí. Lo bueno es que eso me hizo acordar de algo y es no sé, era todo como no sé. Un papel en el suelo. Un papel sin importancia. Y lo raro es que no se voló. O se movió poco y nadie lo vio. Que raro. Que raro que te cuente esa historia si en realidad te tenía que decir otra cosa.

miércoles, 7 de mayo de 2008

ABSURDO

"Toma la pista izquierda. Eso. Tranquilidad. Te han enviado una foto pero concéntrate. No vayas a ocasionar accidentes."
Y con estas palabras salió. Caminó. Tomó las precauciones correspondientes pero algo no cuadraba. Siempre había algo que no cuadraba, y en esta ocasión el asunto de la pista le daba en qué pensar. Eso no correspondía pero era algo en que pensar. Dijo que eso era bueno, se sintió tranquillo, aparentemente tranquilo. Una docilidad en los hombros, un relajo.
—Hoy puede ser un gran día.
Y lo era. Se lo dijo y lo era. No siempre el mar estaba así. Digamos, desde su punto de vista así. Donde empezaba la avenida (o donde terminaba, qué más da) siempre el olor del mar. Y se iba repitiendo el mensaje, se seguía deciendo las palabras, la avenida terminaba y empezaba en el mismo lugar donde la humedad de mayo, el mar y se repetía las palabras, las olas iban y venían, pero no tenían nada que ver con las palabras del mensaje. Las olas tenían que ver con sonido y con el olor del mar, esto de suma importancia. Pero simple y al alcanze de la mano. El mensaje, no. Ahí la cosa se ponía compleja, pero para él tenía cierto sentido. Claro que lo tenía. Sentido confuso, pero ya era algo. Ahí, con un tercio del día para pensar en atrocidades, recordó recién ante la puerta de su facultad que la llave se le quedó en el anterjardín de hibiscos.
Vio Playa Brava, pensó que hoy el nombre le venía perfecto. Y los periodistas obsesionados con que cuando se va a ver lava. Que pregunta más absurda.
Él no iba a ser de esos.

lunes, 5 de mayo de 2008

RECUERDOS

o sea, si no se respira no se puede vivir... eso… eso! te fuiste? Bueno, le sigo por acá.
Mirar a contraluz. Percatarse de detalles o sumirse en confusión. Ver y observar, cosas distintas o usos distintos de palabras. Las perspectivas. La forma de mirar. La forma de entender. Error es pensar mucho a veces: hay cosas que se piensan y cosas que no. Hay cosas que no se dicen. Hay cosas que se dicen con números. Hay cosas que se enumeran con palabras. Hay cosas que se explican con manzanas. Hay momentos para recordar y momentos para recordar esos momentos.
Pero si el recuerdo es fuerte, si el recuerdo es persistente, si el recuerdo es necesario, llega en cualquier momento. Te persigue y no te queda otra cosa que decir: “que tal recuerdo, haz lo que tengas que hacer”. Y te dejas llevar. Estás en estado recuerdo (una vez me vi los ojos en estado recuerdo y tengo una buena descripción… por lo menos un buen intento) y el mundo pasa por ahí de manera indiferente.
Pero no sólo de recuerdos vive el hombre. Se necesita vivir y respirar, o visto de otra forma, hacer recuerdos.
En este punto, hay que poner atención. Los recuerdos no se hacen de manera consciente. No se dice “oh, estoy haciendo un recuerdo”. Sólo se vive y se respira y se va guardando de manera automática, sin darse cuenta. De otra forma, no resulta.

INCONSCIENTE

Y sí. Si miramos con atención, pero no de este lado, sino donde llega más la luz, notaremos algo de las facciones. Rasgos característicos de quien ahora —y sólo por esta vez— tomaremos como protagonista de nuestra historia. Formato cuento y váyase desde ya creyendo todo y hágase a la idea que todo es algo más que un juego. Es un raro asunto, con confundible con la realidad y lo suficientemente falso para estar flotando por ahí, a dos centímetros de la cara tuya y del la cara de esta hoja. Hoja falsa en la medida de lo posible.
Martín González mira una puerta. No se decide a tocar el timbre. Lo busca de manera poco inquieta. Finge tranquilidad y para reducir tiempo y espacio lo abreviaremos como M.G. Tipo más bien sencilllo. Hombre tranquilo con muchas ideas en mente y algo que por momentos lo persigue. Una idea no muy clara, pero le hace bien. Unas sonrisas, unas ganas de gritarle al mundo una cantidad buena no de insultos, sino de dar las gracias por todos, como mendigo, como quien no tenía nada que esperar y todo lo que le llegara sería bien recibido. Pero esta vez fue demasiado.
El motivo. Dígase movedizo. Escurridizo. No es acuático, pero se mueve por el aire y tiene la facultad de acompañarlo. Lo sigue en días brumosos y tardes de sol. Es tan motivo y es tan inalcanzable, según cálculos mal hechos (...) y una rara idea de decir es como mucho, es como mucho. Y no sabe lo que se supone que tiene que hacer, teme destruirlo todo con sus torpezas. A cada acción consciente o inconsciente, realizada con ganas o casi sin querer, como quien no quiere la cosa. Decimos (y decimos porque lo vemos y por eso damos a conocer esta historia) que a cada movimiento de sus torpes manos se tapa los ojos, pone la cara en neutro para no dar qué decir, y grita en silencio y casi para adentro “¿ya lo rompí?”.

Nota del editor: Se refiere si ya rompió el motivo.

(Anoche. De un tirón y sin correcciones ni arreglos raros. Un auténtico texto inconsciente)